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Mostrando entradas de julio, 2020

RAÍCES DE ASFALTO Y LADRILLO

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La persona urbanita es, según el diccionario RAE, la "persona que vive acomodada a los usos y costumbres de una ciudad". O sea la que hinca sus raíces en el asfalto y ladrillo, luces de neón, ruidos, humo, degradación ambiental... En realidad hablamos de una inmensa población la que vive en las grandes ciudades habiendo dado la espalda a la zona rural, a la pequeña población o, incluso, mediana para volcarse en la gran ciudad cada vez más poblada, cada vez más asfixiante, cada vez más especulativa y, por tanto, cada vez generadora de más bolsa de pobreza y miseria. Los grandes contrastes se dan en las grandes ciudades. La ciudad, por lo general, no vive de forma productiva sino a remolque de servicios. Su actividad económica gira, casi siempre y salvo los centros de poder, en torno al turismo sea de índole cultural, sol y playa, sanitario, comercial (para ir de "shopping" o compra compulsiva, o de congresos) además del consabido ladrillo. Construcciones sin es

ANARQUÍA RELACIONAL

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Constantemente recibimos mensajes, opiniones más o menos autorizadas, relatos, sobre patriarcado, feminismo, sobre modos de relacionarnos socialmente, sobre modos de relacionarnos sexualmente o sea sexo-afectivas, de estructuras o modelos de familia y un largo etcétera que, en realidad, aquí no nos llevaría lejos. El pensamiento sociológico situado a la izquierda en el espectro político no siempre representa, en sí mismo, las formas de sentir en la sociedad porque, al parecer, la praxis política está lejos del sentimiento de las vivencias individuales y colectivas además de sujeta a convencionalismos sociales. No es que sea estrictamente así pero se le parece bastante por aquello de las etiquetas. En pleno Siglo XXI, con la caverna atacando de nuevo que apesta, ya cuesta socialmente que gente representativa en política se manifieste gay, lesbiana, bisexual o transexual. Gente con un recorrido social a sus espaldas pero con la honestidad de decir las cosas claras, sin tapujos. Esa

ERASE UNA VEZ UN PLANETA VIVO

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Había una vez un planeta cuya superficie de tierra estaba rodeada de agua cuya extensión era el 71% de su masa total. Existían espacios naturales desde donde salía el sol hasta donde se ponía, hielo de norte a sur y de este a oeste, fauna abundante en montañas, valles, ríos, mares y océanos, flora submarina y terrestre. Podías deslizarte por las copas de los árboles sin poner pies en el suelo hasta llegar hasta tu destino, podías perderte en zonas boscosas sin apenas poder encontrar la salida, podías beber de manantiales sin miedo, compartías espacio con animales para domesticar o depredadores de los que cuidarte, cultivaba, pescaba y cazaba el ser humano lo que necesitaba. Las tribus se movían de un lugar a otro, las mujeres eran dueñas de su cuerpo y su persona. Era tiempo de matriarcado, de rendir culto a la madre Tierra. El ser humano vivía en lo simple y tenía abundancia pero en eso apareció la cultura de la dominación del patriarcado generando desigualdad, se fomentó la guer