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Mostrando entradas de enero, 2019

SOY LO QUE SIENTO

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En la infinitud de lo que veo debiera saber mirar más allá de las apariencias y comprender quién soy, qué soy.  Probablemente, y llegado un momento de la vida, sabemos quién no somos pero no es suficiente centrarnos en lo que no somos o queremos sino en lo que somos y queremos porque se trata de sentirlo, vivenciarlo cotidianamente. Esto nos lleva a experimentar en nuestro quehacer diario que cuanto decimos o hacemos estará influenciado por esa visión de nuestro ser interno con nuestros anhelos, esperanzas, sueños, deseos, ilusiones pero, a la par, con nuestra mochila que, por cierto, debemos llevar ligera para el último viaje. Pero es en la quietud (que no inmovilismo) de un silencio inconmesurable, inquietante a veces, en donde podremos encontrar la paz y la luz de la visión de quién somos en realidad y de ahí qué debo hacer para manifestar esa naturaleza. Sacudirnos el qué dirán o pensarán para dar el paso hacia la manifestación de esa luz interior que solemos ocultar quizá

UN LUGAR EN EL MUNDO

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Un lugar en el mundo es el que necesitamos para estar y ser, para encontrarnos y hacer comunidad, estar en soledad pero, ante todo, para cumplir nuestra misión personal. Nuestro lugar en el mundo es el que necesitamos para que nuestro espíritu no vague cual fantasma errante en busca de la paz eterna después de la muerte. No hay que dar lugar a morir en vida dejando de lado aquello para lo que nuestro corazón nos llama, para lo que la profundidad del alma nos invita a ser realmente. Pero ese lugar no es un capricho personal sino el escogido por los dioses para tener la oportunidad de redimirte, y puede ser quizá otro lugar distante geográficamente o quizá no. La búsqueda es consustancial al ser humano que en su trasegar errante anhela una tierra prometida, reencontrar el paraíso perdido, el lugar mágico que hará que su vida cambie. Pero en realidad esa magia la ponemos cada cual con la actitud que adoptemos ante nuestra propia existencia o destino, ante la vida y así, de esta

UNA MOCHILA SIN PIEDRAS

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En tiempos de trajín o ajetreo, de convulsiones y reajustes, de seguir caminando en definitiva es bueno pararse a reflexionar sobre la vida y sus metáforas, sobre las expresiones que usamos para comunicar nuestras emociones o sentimientos. Y, siendo así, una de las que usamos es vaciar nuestra mochila de piedras. Tenemos que aprender a ser peregrinos en la vida que caminan ligeros de equipaje emocional, o sea de culpabilidades, de arrastrar rémoras del pasado. Vivir mirando hacia atrás con añoranza solo nos traerá dolores de cuello y espalda, las piernas se tornarán pesadas porque nos impiden caminar livianos ya que nos arrastramos por el barro de los rencores, la autocompasión, las depresiones buscadas para justificar nuestro inmovilismo y falta de riesgo, de coraje o energía.  Con cargar nuestra mochila existencial de las piedras del recuerdo (buenos o malos) solamente nos estaremos inclinando cada vez más, arrastrándonos por la vida. Vamos cargados, también en la vida física

LOS SUEÑOS, SUEÑOS SON

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Hoy, quizá, más que nunca, me he atrevido a pensar o sentir eso de la vida es sueño y los sueños sueños son siguiéndole la pista al autor Barroco Calderón de la Barca. Pero en esa pista me he encontrado con mi paisana Mari que pone voz con sentido, como siempre, a esa tradición de cantar contando y contar cantando aquello de Calderón que los sueños son pura ilusión. Pero que sean pura ilusión no significa más que creer en nuestro ser interno, en nuestra capacidad. Al parecer la clave de la que solemos olvidarnos es que solo debemos creer en nosotros(o nosotras según tercie) más allá de lo que nos enseñaron de posible e imposible, sorteando barreras con inteligencia lanzándonos a la vida. Es cierto que  no siempre lo que uno siente y desea se cumple sobre todo cuando se desea porque los tiempos de aquí no son los tiempos cósmicos de la vida que trascienden hojas del calendario. Quizá, por ello, solemos llegar tarde o anticiparnos y lo mismo, por esa razón, los sueños a veces no