SATISFACCIÓN LABORAL




Partiendo de la base que la persona trabajadora, a día de hoy, sigue siendo "un recurso humano" y, por tanto, un medio, un instrumento para el cumplimiento de un fin, o sea un objeto más, pues qué les voy a decir sobre satisfacción laboral cuando, además, nos encontramos con el índice de precariedad más alto desde hace años aunque quieran vendernos la idea que se genera empleo. La pregunta es qué calidad tiene y a fuerza de ahondar pues qué satisfacción produce en quien trabaja tanto ese empleo como la remuneración.
Se hace difícil pensar -y creer- que pudiera haber un grupo mayoritario que se sienta totalmente identificado con lo que hace, satisfecho en lo más profundo de su ser con su trabajo. O sea una persona realizada profesionalmente y, por tanto, vocacionalmente. Y he aquí la cuestión nuclear.
La satisfacción laboral, tal cual, tiene muchas lecturas pero la principal es la de la realización personal ya que si alguien ha estudiado durante años una carrera, por ejemplo, de Psicología y está ejerciendo de camarero, una de dos o se equivocó de carrera o no le estamos ofreciendo oportunidades suficientes para que se realice identificándose con lo que estudió además de tener que revisar si, efectivamente, se ajusta todo lo que la sociedad ofrece con lo que luego cumple. No creo que esa persona, después de algunos años y con un Máster en no se qué especialidad, se sienta realizada poniendo copas y aguantando estupideces de clientes maleducados, arrogantes o impertinentes.
Esta realidad está ahí y soslayarla es de necios aunque, tal y como está el patio, no parece que esta sociedad esté regida por gente sabia ni mucho menos. Esto es pura aritmética emocional.
Ahora, bien, vamos a introducirnos un poco más y habría que determinar el perfil de las personas totalmente satisfechas ya que la rutina, la inercia, puede producir un falso bienestar, una carencia de inquietudes y un proceso adaptativo subyugado a una realidad impuesta. Me dejo llevar, no me cuestiono más allá de lo que hago, no tengo inquietudes, y aunque haga todos los días las mismas tareas simplemente estoy, o sea quizá ni bien ni mal. Soy una buena persona pero dormida con lo que mi potencial no se ha desarrollado.
La satisfacción laboral, a día de hoy, sería un indicador a considerar para medir si una empresa tiene una buena salud social. Esto es si sus relaciones internas se rigen por principios éticos, si la organización del trabajo es racional, si hay motivación, si la persona está en el centro de la actividad y se le consideran sus opiniones, si su potencial se desarrolla, si hay una continuidad en la relación laboral, si existen protocolos de prevención de riesgos varios más allá de lo normativo, si hay buen clima de negocio en definitiva. Porque si yo mido el índice de satisfacción laboral dentro de una empresa y la corriente de sensaciones y opiniones anda dividida o muy ajustada la situación merece un estudio profundo para que el clima sea bueno y el rendimiento óptimo. Es deseable, razonable, justo y necesario que haya equilibrio pero quien ostenta la responsabilidad tiene que ejercer con ese liderazgo tan ausente en las más de las veces, y el equilibrio pasa porque la gente vaya desarrollando aquello para lo que vale, lo que siente que debe hacer identificándose con el ambiente y la motivación no puede venir de falsas promesas, de obstáculos insalvables, de impulsos ciegos y autoritarios. Mientras no entremos en la era de la democracia en la empresa estaremos en las cavernas de las relaciones sociales y el progreso seguirá siendo desigual y lleno de insatisfacciones cuando no de frustraciones. Es una simple cuestión de inteligencia emocional...





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