APUNTES SOBRE EL DESTINO

El destino de alguien no está escrito. Con esta máxima es como inicio esta reflexión personal después de una trayectoria vital no exenta de sobresaltos. Pero uno, al dedicar tiempo a la reflexión, cae en la cuenta que históricamente hemos conceptuado mal la palabra destino como tantas otras cuestiones colocando una etiqueta inadecuada para identificarlo. Es como si en un laboratorio pusieses a un frasco de aceite el nombre de agua pero el contenido estuviese invertido o, incluso, correspondiese a otra cosa diferente. Es curioso cómo nos acercamos muchas veces a solicitar una lectura del destino con un espíritu de certeza absoluta que las cosas ocurrirán como nos dicen. Pero esa lectura que nos dan no es otra cosa que la visualización de una fuerte inclinación para que lo que se está consultando ocurra. Yo quiero saber si voy a tener relaciones con tal o cual persona y el oráculo te contesta que sí, pues sin dejar de confiar en ello tampoco debiéramos cerrar la mente a que no...