SEXO Y PODER (NO EL PODER DEL SEXO)

La sexualidad, su vivencia profunda y libre, marca también nuestras relaciones en función de cómo y con quiénes la vivimos. El sexo o mantener relaciones sexuales forma parte del placer humano tantas veces negado, reprimido y hasta perseguido. Pero, también, forma parte de un ritual de poder y/o dominio de una parte sobre la otra, de la fuerte sobre la débil. Y este ritual de poder al que me refiero en estas líneas se llama acoso sexual por el contexto del pensamiento. El acoso sexual se da cuando una parte usa su poder sobre la víctima para, al menos, intentar un beneficio a su favor en términos de prestaciones sexuales haciendo prevaler su posición respecto a la situación que pueden ir desde la satisfacción del ego con una sonrisa devuelta si es un piropo (es lo que se busca con ir de machito) hasta la satisfacción más profunda como tener relaciones de penetración. La cuestión es dónde y cómo se usa el poder para determinar el tipo de acoso. Generalmente esta figura dele...