LIDERAZGO MORAL



Hablar de liderazgo es bien fácil y hasta hay convenciones muy pomposas con nombres que ni te cuento, pero otra cuestión diferente es serlo de verdad. Una cuestión es lo que se considere conceptualmente desde determinadas instancias y otra es lo que implica ese liderazgo.
Una persona puede tener responsabilidades pero podría suceder que no condiciones para ejercerlas, ¿o no es cierto esto? Claro está que el liderazgo al que se refieren algunas entidades organizadoras de estos eventos no contiene ningún añadido más ya que de lo que se trata es de hacerme ver que determinadas personas son líderes o gurús (me da igual el apelativo) por designación, escogidas al efecto, pero al que me refiero yo tiene una carga de profundidad creo que mayor puesto que la reflexión me lleva hacia la referencia moral y da igual de qué parcela estemos hablando. Pero en lo concreto vamos a hablar de una empresa como organización en la que puede haber mucho jefe pero, eso sí, incapaz de generar ilusión, hacer equipo, humanizar el proceso productivo. Ese jefe que tiende a escaquearse o escurrir el bulto que es igual, a someter a los demás por la vía de la agresividad dialéctica, del desprecio a la persona, el que tiende a considerarse un semidios pero que es un lacayo al servicio de alguien o algo, no puede considerarse a los efectos una persona con liderago.
Una persona con capacidad de dirección (p. ej. Gerente) y, por tanto, responsable a los efectos puede ser una nulidad en cuanto a liderazgo moral. Y esto es bien fácil detectar con el simple hecho que su gestión haya sido ineficiente ya es inconsecuente y, por tanto, no es una referencia de buen gobierno. Pero ¡ojo! la buena gobernanza o buen gobierno requiere de una buena praxis y eso, desde un punto de vista de filosofía esencial, significa una conducta intachable a cualquiera de los efectos. O sea que la impuntualidad, el desvío de fondos, las facturas falsas, pagos injustificados, favores sexuales, la descapitalización de la entidad (sea tu empresa o no), las "mordidas" o comisiones ilegales para conseguir contratos públicos, la alteración de precios para especular etc., no son más que algunos de los ejemplos de lo que no contiene el liderazgo moral aunque, eso sí, socialmente resulte que esa misma persona tiene reconocimiento con doctorado honoris causa por una universidad cualquiera que luego resulta que le tienen que retirar esa distinción, o una medalla de hijo o hija adoptiva de una ciudad y resulta que tienes que reclamar la medalla... Quiere decir que la experiencia dice que una cuestión es lo que consideramos como reconocimiento social de méritos a la gente y otra cosa, en ocasiones, bien diferente es que ese mérito corresponda realmente a una verdad objetiva. Y es que, al parecer, se nos olvidó contemplar en los méritos la honradez, sinceridad, transparencia, compromiso, valores humanos -en definitiva- que bien podrían estar por encima del aplauso, de la vanidad deslumbrante. Y así sucede que donde dije digo luego digo diego...
El liderazgo moral, en cualquier ámbito, implica consecuencia entre lo que le dices a la gente que debe hacer y lo que uno mismo ha de hacer pero, sobre todo, que la forma y el fondo han de ir de la mano y es en la forma donde solemos cuidar mucho, a veces, que no nos pillen la falta de fondo.
La apuesta por renovar la visión del modelo productivo ha de pasar ineludiblemente por un compromiso firme de quien tiene la máxima responsabilidad para que aquello que diga tenga el efecto positivo deseado. Cualquiera con capacidad de observar sabe que lo que expreso es cierto y no hay que ir muy lejos para rescatar de la memoria a personajes (supuestos líderes sociales...) arengando a trabajar más cobrando menos mientras por otro lado estaban hundiendo sus empresas y evadiendo capitales hacia cuentas opacas. Y estos, los de las cuentas opacas en paraísos fiscales, luego no pueden venir a sentirse patriotas evadiendo al fisco y enseñarnos a los demás el camino de la patria que, para ellos, es la cartera llena del sufrimiento ajeno y los beneficios fuera no declarados. Los medios de comunicación están llenos de noticias como éstas en las que estos personajes incluso, en momento alguno, han podido sentirse hasta importantes socialmente y con autoridad ¿moral? para opinar o presionar. Por eso, entonces, si yo siembro tormentas ¿qué puedo esperar recoger? Simplemente tempestades. Justamente el liderazgo moral posibilita otro camino de equilibrio de las partes, pero ¿interesa realmente?

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