ESTADO DEL BIEN SER




Tal como se lee y sin error alguno. Esa es la apuesta que debemos dar para que la especie humana evolucione desde unos parámetros sociales que consideren más el ser que el tener y, por tanto, todo lo que ello conlleva ante cualquier lectura economicista de la realidad. 
Mi perspectiva o visión de consultoría social multidisciplinar y, por tanto, integradora me lleva a la reflexión sobre la necesidad real, imperante, de la transformación del paradigma de tener al ser y si esto no se implementa con una base sólida, coherente, por quienes tienen una mínima obligación para ello entonces resultará -como casi siempre- que se comienza predicando en el desierto para terminar laureado después de muerto.
Esta situación arrastrada desde hace más de ocho años -la de la estafa piramidal global orquestada- ha dejado muchas víctimas en la cuneta de la desesperación, del olvido, de la desesperanza y ha puesto en tela de juicio al llamado Estado del bien-estar. Gente que se allegó a "mejorar" sus condiciones de vida desde la posición de tener, poseer, para lo cual la banca no dudó en usar mecanismos opacos, fraudulentos y/o de estafas para atraerse a potenciales clientes cual miel a las moscas ofreciendo productos financieros "altamente rentables" a pequeñas empresas, a ahorradores modestos. De la misma forma ofrecía sumas facilidades a la clase trabajadora en su conjunto para adquirir viviendas porque ya era hora que progresaran y dejaran el barrio en el que crecían o se fueron a vivir las parejas recién casadas. Había que urdir una trama para tener a la gente entretenida e inyectarles una fuerte de dosis de dopamina mediante la creación de una burbuja de bienestar y crecimiento en donde al final cumples tus sueños de nuevo coche, nuevo piso, nuevas parejas, más hijos... Todo cambia y si no te sumas a ese "cambio" estás demodé, pasado de rosca. Había que hipotecarse hasta las cejas porque se ganaba 3.000 euros mensuales (casi todo en B, siguiendo esa política tan nuestra...) y eso parecía que no se acabaría. La política del ladrillo, de la especulación financiera a todo trapo, "daba facilidades" para que, finalmente, fueras una víctima más de los millones que luego se han visto expulsados de sus propiedades, desahuciados los firmantes del compromiso y los avalistas del mismo. Al final suicidios en cadena, incremento alarmante de la violencia social, aumento considerable de la farmacopea para la ansiedad, los trastornos depresivos, los problemas conyugales y sus crisis que, en un principio, la misma situación impedía que la gente pudiera separarse limpiamente. ¡Cuántas parejas en crisis de amor han compartido piso sin tener un solo roce de goce sexual! O sea se ha fomentado la hipocresía, el latrocinio, la picaresca, el desamor, la insolidaridad etc. A todo ello la sociedad, en alguna ocasión lenta de reflejos, ha ido reaccionando mediante posiciones más solidarias pero las secuelas están ahí y vamos a dejarnos de gilipolleces que la cosa mejora, que a mí no me la cuelan.
Porque un contrato detrás de otro, encadenando precariedad, no es la solución para salir de lo que han creado ustedes mismos, los de siempre. Aquí hacía falta un gobierno haciéndole una felación al poder económico oculto pero real, el que no se presenta a elecciones, y lo tuvimos. Hacía falta unos embaucadores y encantadores de serpientes con sus víctimas propiciatorias llamadas en el argot "primos" o estafados, y lo tuvimos, y gente sumisa y la tenemos. Sí, gente muy ignorante. 
Y si no aprendemos de cuáles han sido nuestros errores, de cómo -globalmente- digamos que nos dejamos embaucar, si no sabemos desprendernos de equipajes innecesarios, entonces es que somos unos perfectos estúpidos o necios y me da que ahí andamos cuando, al parecer, la gente se empeña en seguir teniendo más que en seguir siendo. Y ser significa autenticidad, caminar libres de trabas, no distraerse en dejar de ser felices para lo cual no hace falta tener tanto sino disfrutar de lo que ya tienes, no generarte nuevas necesidades absurdas o inútiles consumistas apañadas por el "dios mercado" en el que todo vale. Usted consuma y así, por favor, ayuda a reactivar la economía joder. Usted posea, tenga pero no retenga, siga haciendo lo mismo queriendo obtener resultados distintos que verá que hostia nos volvemos a dar imbécil de los cojones.
Yo le diría a esa gente que sigue empeñada en tener que sea feliz desprendiéndose de cosas, situaciones, cambiando de modo de ver la vida pero, claro está, esto es un proceso largo de cambio de valores en una civilización que se antoja ya decadente y caduca envuelta en miedos ignorantes, envuelta en el oropel de lo efímero que se deja llevar por las apariencias. Pero a ver quién le pone el cascabel al gato...Mientras tanto creo que hay que seguir la senda de aprender de los errores y hacer posible conjugar ser y estar, o sea puedo tener lo que necesito y no añadir más cargas inútiles a mi equipaje que me lastrará hipotecando mi vida y la de mis siguientes generaciones.





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