EL AVESTRUZ




Esta imagen tan graciosa ella la he escogido como reflejo de cuál es nuestra actitud ante la vida en muchas de las ocasiones, ante nuestras circunstancias o las ajenas, ante nuestro camino o el ajeno, ante las desgracias ajenas o, incluso, ante el bien también. 

Se dice que el avestruz es el ave actual más grande que no puede volar. O sea es un ave de salir corriendo además de su característica de esconder la cabeza.
Este símil me vale, espero que a quien lo lea también, para reflexionar justamente sobre cómo hacemos el avestruz. No podemos volar porque nuestra naturaleza interna es pesada, cargada de emociones negativas, de un exceso de un mal interno que te lleva a no poder elevar el vuelo al igual que el avestruz por su pesado cuerpo. Así es el cuerpo emocional y mental de quien hace el avestruz que, además, se esconde para no enfrentar la realidad y le va dando largas dejando que las tormentas del desierto entierren con su arena cualquier posibilidad de crecimiento personal integral.
Sale corriendo, esconde la cabeza, pretendiendo no querer ver qué sucede a su alrededor ni qué le sucede realmente acomodándose a un estatus pasivo. Puede quejarse eternamente de qué mal le va pero no hace nada por querer salir de ahí, de esa oscuridad que dice tener pero sin reconocer que es por tozudez en meter la cabeza para no ver. Pero igual esas personas avestruces no saben que la realidad, la vida, es aún mucho más tozuda y sabia y le va a seguir dando motivos para que salga, para que se convierta en cóndor de los andes que siendo el ave más pesada vuela por encima de las cumbres andinas. Ahí es nada.
Pero no somos capaces de transformar la pesadez de nuestro cuerpo pero sí queremos volar. ¡Ay aquel vuelo que querías hacer! Pero ¿qué sucedió entonces? Pasaste de querer ser animal de sabana africana a animal de granja, escondido en la engañosa comodidad de alguien que viene a darte la comida todos los días. Jaula de oro no significa libertad por mucho oro que la recubra. Sigue siendo jaula. Tienes el sustento diario porque alguien te tiene ahí en su granja que no es la tuya, porque alguien te alimenta para luego matarte y que tu carne pase al mercado de la dependencia, de la esclavitud, de la precariedad, del maltrato, de la congoja. Pero jamás el de la libertad que pueda darte volver a la sabana, al espacio abierto para a partir de ahí poder transmutarte y convertirte en quien realmente eres. Yo si soy halcón no puedo pretender ser tigre pero si realmente no lo soy tendré entonces que mutar esa naturaleza a la auténtica, a la que me es propia. Puede que resulte difícil esta metáfora como casi siempre sucedió pero entonces tendrás que preguntarte qué fue lo que sucedió para que ni siquiera la entiendas y podría ser que aún te quede por sacar la cabeza del suelo para darte cuenta que no eres avestruz que deba esconderse sino alguien con capacidad de evolucionar y trascender el momento, alguien capaz de enfrentarse a la situación interna verdadera y darle la cara aunque te duela. Entonces sí que estarás en el camino de no dejar pasar la vida delante tuya y vivirla con emoción, con pasión y amor que, al fin de cuentas, es lo que nos mueve y si eso no sucede es porque realmente falta gravemente y puede que sea el amor hacia ti, a la vida en definitiva.

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