RESISTENCIAS EMOCIONALES



Al parecer tenemos los seres humanos un serio problema con nosotros mismos cuando nos resistimos a los cambios en nuestras vidas, a romper con el pasado, a superar ciclos y cerrarlos, a dar el paso a una nueva vida.
Tenemos la más que probada anticualidad de la resistencia emocional por el miedo a lo desconocido, por el miedo a perder zonas de confort, por el miedo a evolucionar y someterte a la ley natural que todo está en movimiento y todo cambia. Entonces viene la vida y te dice que espabiles, que te apartes de ese camino que obstruyes porque eres como la piedra que no deja fluir el agua por una canalización. Eres un estorbo si no te dejas llevar por el agua de la Sabiduría, por la Fuente del verdadero conocimiento. A mí no me discutirás que es duro no tener donde caerte muerto porque lo conozco pero tampoco de tus resistencias, de esas que no reconoces siquiera de tan fuerte que son. O sea te resistes a cambiar porque quizá ni creas que te resistes.
El trabajo del mundo interior no es de agradecimientos, ni de multitudes, ni de premios u honores públicos, no tiene exceso de amistades y sí soledad. Ese trabajo con tu Yo verdadero es el que quizá merezca la pena para saber quién eres realmente si es que, realmente, te motiva saberlo ya que podría suceder -lo más corriente- que ni siquiera intentes saber y, sobre todo, DECIDIRTE  a ser quien eres despojándote de un ropaje falso y hasta mezquino con tus propios valores.
Un trabajo de evolución personal requiere de diligencia, de radicalidad o lo que es igual de ir a tu raíz como árbol que quiere crecer. Pero en lugar de renovarte mueres, languideces hasta provocar enfermedades antes invisibles que van demostrando su peor cara. Porque ¿qué somos, en realidad, si no nuestros pensamientos y acciones, nuestros sentimientos y deseos? Somos, también, esa resistencia que nos impide crecer, avanzar por el sendero de la vida. Te da miedo sentir la vida, de amarla con intensidad amándote a ti en primer lugar. Te da pánico más que miedo invocar la responsabilidad que tienes para contigo porque eso te llevaría a algo de lo que te resistes aunque te está doliendo y enterrando en vida: SE LLAMA ACEPTACIÓN.
Así que podría suceder que un día despertases del letargo y tus ojos vieran cómo cambió todo mientras dormías entre los algodones de tus agujeros negros, y que ese cambio también te arrastró a ti solamente que no llegaste a vivirlo, a experimentarlo simplemente porque vivías en zona de confort pero a oscuras totalmente y que aquello a lo que suspirabas había desaparecido quién sabe si para siempre. Y entonces... Imagina el final

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