LA VIDA COMO METÁFORA
Coge
cualquier elemento de la naturaleza y obtendrás una metáfora porque la vida,
cual maestra, nos muestra el camino mediante múltiples formas siendo las
vivencias las mejores sobre todo cuando vienen disfrazadas de dificultades en
donde, además, no cuentas con apenas ayuda siendo la que tú te prestes como la
mejor de todas en ese momento.
Un
camino de piedras puede ser esa metáfora de dificultades pero la cuestión
estribaría en si serías capaz de convertir esas piedras en tus pasos, en tus
aliadas y darle arte. Porque en función de cómo te relacionas así van a ser los
pasos a dar, así las dificultades te llevarán a un lugar mejor o te quedarás en
el pantano de la desesperanza y, por tanto, de sombras oscuras que te irán
acechando de forma constante. Cuando vemos sombras no pensamos en que pueden
ser las nuestras cuando nos movemos, cuando vemos piedras en el camino
intentamos vadearlas para no tropezar pero quizá la piedra te siga a ti los
pasos porque no quisiste aprender que con ellas podías indicar un camino para
otra gente, o tu propia fortaleza. La cuestión es que hemos perdido ese sentido
del esfuerzo, del sacrificio, de la habilidad de convertir la dificultad
sobrevenida en maestra. Y pasamos del buen al mal humor, de la ilusión a la
desesperación, de la osadía a una resignación pasiva o no combativa basada en
tu energía impulsada desde dentro.
Cada
persona tiene un camino a seguir y cuando venimos a este maltratado planeta nos
dedicamos a no aprender más que lo que los demás dicen que debemos aprender. O
sea patrones heredados, sobreprotección en muchos casos, falta de motivación,
seguidismo esclavista, dependencias emocionales de cualquier índole. No
aprendemos más que algunos conocimientos básicos que, en el mejor de los casos,
termina en un inservible máster que, por cierto, no te dio la vida como tal
porque en la universidad que estudiaste estuviste en una burbuja de cristal
aislante de la realidad. Luego se rompió esa burbuja y tuviste que salir al
exterior y entonces comenzaste a entender que toda la vida huyendo de la
dificultad no te sirvió más que para retrasar tu crecimiento personal. Si
integras el conocimiento con el saber entonces es cuando habrás dado el salto
de calidad que la vida te exige cuyo pilar más sólido está en tu propia
individualidad singular, o sea en ser quien realmente eres y no quienes los
demás o tú decís quien eres. Ser fiel a ese camino es la clave para que la
vida, cual metáfora, brille con plenitud como el Sol a mediodía, o encontrar en
la piedra la indicación del sendero correcto, o saber que en la flor más
sencilla puede estar la mayor belleza oculta. Cuando aprendamos eso la vida
habrá dejado de ser metáfora para ser verdad integrada.
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