AUTOPISTA MOLECULAR DEL UNIVERSO






Las emociones negativas siempre duelen y tienen su reflejo orgánico sin un plazo determinado de manifestación. Un impacto emocional de gravedad sufrido mucho tiempo atrás quedó registrado en el cerebro que con el tiempo ha ido procesando la información para que nuestro ser lo exprese externamente en forma de dolor o patología concreta.
Una pérdida de cualquier índole en forma de ruptura, muerte, ausencia prolongada o pérdida definitiva de algo o alguien con lo que nos unía un fuerte e intenso lazo, puede provocarnos síntomas que no asociamos a esas situaciones. Simplemente acudimos al botiquín para tapar con analgésicos el dolor, para no vivir con él pero no oímos el mensaje del cuerpo porque no nos conocemos y aquí radica uno de los grandes problemas de la humanidad, su casi nulo conocimiento de sí misma.
El cerebro es una perfectísima máquina indescifrable aún (afortunadamente) con cien mil millones de neuronas capaces de albergar una información inabarcable para un ordenador convencional actual. Información para generar sueños en minutos mientras echas una cabezada, capacidad para conectar con el resto del cuerpo físico mediante la red de circuitos establecidos en una doble dirección desde abajo hacia arriba y viceversa. Una red de puntos comunicados entre sí a la base de operaciones o cerebro que tienen sus influencias en todos y cada uno de los órganos internos, sistemas y regiones anatómicas.
Imagínense una red de metros en una gran ciudad. Hay un centro de operaciones o control desde donde se supervisan todas las operaciones en cada una de las estaciones con sus enlaces correspondientes para otras. Si damos una orden errónea se produce el desorden, el caos, podemos provocar accidentes, equivocar a los pasajeros con inadecuadas órdenes o señales. Si somos cuidadosos cualquier incidente quedará registrado para su análisis, procesamiento y posterior rectificación. Sabremos ver hasta el detalle y proceder en consecuencia. ¿No les parece que nuestra naturaleza es mucho más perfecta y compleja que una red de metros de una gran ciudad?
El cerebro tiene, a su vez, un sistema básico de conexión mediante siete puntos principales de distribución de energía que son lo que en la medicina oriental se llaman chakras asociados, a su vez, a una glándula con su propia funcionalidad ya que éstas son el productor farmacéutico de nuestro organismo. Es la bioquímica del cerebro que puede verse alterada, pues, mediante situaciones convulsas o actitudes negativas nuestras atentatorias contra nuestra propia salud integral.
Una actitud de negación de la realidad, de aferrarse a un pasado que ya pasó, de odio visceral, de impenitente melancolía, de celos, de ira, puede provocar que nuestro organismo se ve alterado. Esa actitud negativa envía información al cerebro como órgano rector, éste responde en consecuencia y según sea así procede en forma de oleadas de energía negativa por exceso o carencias de la energía vital o chi traducidas en dolor o malestar ya sea de hombros, brazos, manos, cabeza, espalda, cintura, piernas, articulaciones en general, oídos, vista, aparato digestivo y un largo etcétera de posibilidades y oportunidades para que nuestra vida sea un fiasco por su malestar.
Si en lugar de poseer, tener por acumulación, nuestra actitud fuese la de compartir, desapegarse, la de ser genuinamente auténticos en una frase, entonces sí que estaríamos tocando una tecla de mayor longevidad o bienestar. La importancia de ser frente a tener no es baladí y no es que se renuncie a tener aunque sí a la obsesión o esclavitud emocional. Ya lo dice un antiguo proverbio que quien mucho posee, mucho tiene que perder. Y esto tiene que ver, lógicamente, con nuestra forma de ver y entender la pérdida como emoción. Si como oportunidad de seguir creciendo y emprender nuevos caminos, abrir nuevos ciclos, descubrir otros mundos o, por el contrario, nos hunde porque no hemos sabido gestionarla adecuadamente. Una nos previene el dolor, otra nos lo provoca porque, en definitiva, el dolor –como orden del cerebro- no es más, en muchas ocasiones, una respuesta ante la resistencia opuesta por no dejar fluir la vida misma. Cambiar de actitud positivándola es dar oportunidad a la vida para que ella nos depare la alegría de mantenernos con mayor plenitud en una apariencia física que es el templo donde albergamos la esencia de quienes somos realmente, la vasija que se llena de la Fuente de la Vida. Nada hay que no esté conectado en nosotros pero tampoco entre nosotros que somos parte de la autopista molecular del Universo…  

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