EL HUMO QUE SE FUE








El humo es al fuego como las gotas caídas del cielo a una lluvia, como el recuerdo es al ser humano. Son, estas situaciones, una consecuencia del devenir dialéctico de la vida, del cambio, de la mutación de condiciones y situaciones, de lo que pasa y permanece, de la esencia y lo intrascendente.
Las personas somos como actuamos, pensamos, sentimos y decimos en unidad. No somos lo que decimos que somos porque eso es una realidad subjetiva que luego se demuestra ser como el humo. O sea fútil, efímero, que puede dejar un olor más perdurable que la imagen del propio humo. Pero el tiempo, que tiene la última palabra, se encargará de no dejar siquiera ese olor así comiences a abrir tus ventanas a una nueva vida sabiendo que la gente que te va a rodear no entrará por ellas a robarte el trozo de felicidad que pudiste compartir, a robarte lo que más aprecias. En cualquier caso, al decir de Pablo Neruda, podrán cortas las flores pero no la primavera. Y a mí no podrán cortarme la primavera, aun a mis próximos 62 años de los que no espero felicitaciones más que las mías, las de agradecerle a la vida la oportunidad de emerger de las cenizas, de los rescoldos de un incendio provocado por la traición y, también, por la confianza. Un incendio de esperanza ahogado en un mar de confusiones, pero de todo se sale. Solo la muerte puede cortarnos la capacidad de sentir, de amar profundamente a quien realmente se lo merezca. Y esto no significa odiar a quien no te merece o mereció sino amar a quien pueda corresponderte pasando página cuanto antes de aquello que ya no es ni siquiera sombra, humo u olor. En el recuerdo puede que queden restos de algún buen tiempo pasado pero, como experto en olvidos, nada me atará del pasado para cimentar un porvenir.
Mis reflexiones procuro alejarlas del rencor pero quizá si los acerque más a la indiferencia de cuanto pudiera acontecerles a las personas que me vieron en la cuneta y pasaron de largo. Y el tiempo puede que se encargue lo que no deseo de mal a nadie pero, ciertamente, así te comportes de cobarde así vivirás de cobarde al no saber enfrentarte a tus miedos, a tus verdaderos sentimientos y emociones más profundas, a la verdad más recóndita del alma. Puede que no lo vea, ni sepa, pero tampoco llegado el caso solo lamentaré que haya daño porque no deseo lo que no quiero pero nada más.
En mí, en estos momentos, solo anida la impertérrita ilusión de poder realizar sueños y será de otra forma, con otra gente, con otros aires, con otro fuego de amor quizá rescatado de algún rincón del alma de la que poco conocemos. Pero puede ser que todo aquello que acontece, aun siendo negativo y cargado de desprecio, olvido, engaño, promesas incumplidas, tenga el sentido de purificación personal para evolucionar y desprenderme de personas y situaciones que no me corresponden, que no hubieran sido buenas en adelante. Esa es la lectura que extraigo del valor que tiene rescatar de la pérdida la oportunidad, de saber mirar más allá de las apariencias, de ver horizonte donde otros puedan ver espejismo, de sacar agua del desierto y de atravesarlo hasta el final porque sabes que hay océano en el que ya no estarán quienes quisieron invisibilizarme. Tan invisible me hicieron que no sabrán más que lo que yo pueda mostrar.
Nuestras vidas se desarrollan conforme a ciclos naturales y la Luna a mí me enseñó hace un tiempo que solamente su luz nos guía en las noches oscuras. Es ahí donde debo caminar ahora, en la oscuridad de luna Llena hasta que al alba amanezca un nuevo día donde el esplendor del Sol pondrá toda la verdad al descubierto y esa verdad te dolerá porque no podrás esconderla ya que podría suceder que entonces fueras tú quien te sumieras en la noche y un tsunami de emociones arrasara con todo lo que te propusiste y que no encontrases apenas apoyo sino en gente desconocida pero buena gente que al mirarte a la cara sabes que le dices verdad. Y esa gente tendrá la bendición del cielo y de la tierra. Y a quienes deba saldar deuda lo haré como ya hice en un pasado con mi profunda gratitud pero será en silencio, sin otra manifestación. Y entonces puede que comencemos a pensar que quien esté libre de pecado tire la primera piedra y que antes de juzgar los zapatos ajenos hay que probárselos, antes de juzgar el caminar ajeno examinar sus piernas.
Mañana será otra historia porque cada día se construye por sí mismo pero esa historia comenzó ya hace algunas fechas, y será una historia para seguir amando la vida pero desde el olvido como el humo que se fue que solo vuelve con otro fuego...

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