VIVIR CON EMOCIÓN





Vivir con emoción es hacerlo con pasión, convicción, sensibilidad, alegría, coraje, compromiso, fuerza interior, tesón, paciencia, con amor en definitiva. Pero, a la par, con mesura en la entrega lo cual no quiere decir racanería. La mesura nos da visión equilibrada que en nuestras relaciones con nuestros pares equivale a correspondencia ya que si ésta no existe tendríamos que seguir viviendo con emoción pero quizá alejado de esa pretendida compañía que al final solamente nos traería un aire tóxico y poco afín a la pretensión inicial de pasión.
Vivir con emoción es, asimismo, dotar a la vida de un sentido de aventura integrando nuestras experiencias para que nos hagan crecer espiritualmente ya que sin ese sentido rara vez descubriremos los mecanismos de la propia vida. Ella es lo que nosotros vamos haciendo, pensando, sintiendo aunque no se nos muestre en los tiempos que creemos merecer. Cuando alguien estuvo durante 50 años sumido en la confusión no podrá pretender que en 10 le aflore todo el potencial cuando, por demás, su mayor trabajo será descubrir quién es con sus habilidades y potencialidad, y ponerlas al servicio de la vida a través de las relaciones comunitarias que vamos estableciendo. Para ello tendremos, igualmente, que padecer la soledad y la tendremos que asumir o simplemente vivir en la ignorancia, y tendremos que sufrir el olvido, escarnio, incomprensión, abandono. Pero nada de eso se podrá imponer a la emoción que implica vivir con plenitud en aquello que emprendas, porque aquello que hagas al sintonizar en las vibraciones con el ser interno estará aportando ese plus invisible de crecimiento. No digo de felicidad porque aún no tengo claro ese concepto aunque me voy acercando al pensar que siendo invisible es como el agua subterránea que discurre sin ser vista aunque, en ocasiones, se deje oír. Existe pero no la ves, te alimentas de ella pero no sabes exactamente desde dónde. Ese concepto-criterio suele ser muy subjetivo porque solemos supeditarlo a lo puramente material o tangible (ahora vienen fechas muy proclives a esa "felicidad" falsa que se vende disfrazada de regalo, a veces envenenado...) cuando, en realidad, la misma vida sentida con emoción ya es un portal abierto a esa parcela de felicidad. Haz lo que debes, ve al lugar que te corresponda y no al que tu capricho dicte, siente el amor y respíralo, que tus vibraciones internas tengan su reflejo en tu mundo externo porque, así, haremos lo que sentimos, sentiremos lo que hacemos, porque de esta forma estableceremos una correspondencia entre la vida externa y nuestro ser interno haciendo que no sean oponentes sino armónicos complementarios.
La vida emocionante puede llevarnos a lugares insospechados, a conocer gente que jamás hubiera imaginado. Gente marginal o ricos estúpidos, poetas sin versos, músicos sin instrumento que tocar. No es lo que hubiéramos querido quizá, cierto. Pero es lo que nos ha tocado vivir en el momento por el devenir de las circunstancias y eso no nos puede alejar de nuestro horizonte, sin dependencias ya que la peor manera de vivir es hacerlo sujeto a los criterios ajenos. No hagas esto, lo otro, no pienses o digas, no vayas, no sientas... Durante años conviví con personas instaladas en el NO, o en el SÍ temerario, impulsivo, alocado pero rara vez en la mesura. Yo nací en el NO, me crié y crecí en el NO pero un día leí una frase de Chaplin que expresa lo siguiente: "Me gustan mis errores. No quiero renunciar a a la libertad deliciosa de equivocarme" Chaplin no te dice que una vez detectado el error has de corregirlo lógicamente, pero es una obviedad y tampoco se trataba de eso sino de la libertad que debemos tener para que, incluso, podamos equivocarnos por encima de lo que otras personas puedan pensar de nosotros. O sea de mí. Al final el tiempo juzgará y pondrá las cosas y las personas en su lugar, algunas de las cuales no ocuparán lugar ni en el desván.
Sea como fuere esa libertad de equivocarme he de asumirla no dejando reconocer el error, por supuesto, pero tampoco renunciando a mi libertad ya que ésta es un principio básico, fundamental, para vivir con emoción. La libertad interna de elegir conlleva riesgos a veces muy altos y de enorme precio pero si no la ejerces (la libertad) no sabrás lo que es vivir...¡Con emoción, con pasión!

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