CAMINA JUNTO A MÍ
Se le atribuye a Albert
Camus este pensamiento sobre el que me baso hoy para hilar el pensamiento
No camines delante
de mí, puede que no te siga
No camines detrás de mí, puede que
no te guíe
Camina junto a mí y sé mi amigo
Esto se puede extrapolar a
variantes en las relaciones humanas como, por ejemplo, las de pareja y, por
tanto, extensible a amigo o amiga según se trate. La cuestión principal está en
la posición que adoptemos ante cualquier relación humana que se supone de
intercambio. Si no es entre iguales y correspondida entonces sucederá que unas
veces caminaremos delante y otras detrás en función de cuál de los egos es más
fuerte o potente, cuál está subyugado al otro o cuál quiere imponerse más pero
no se dará la premisa imprescindible de trato entre iguales aunque diferentes.
Esto sucede cuando estamos
en posición de debilidad, de dependencia emocional o cuando en actitud
prepotente, arrogante. En esos dos extremos solemos movernos, al parecer, con
cierta solvencia inconsciente sin que nada nos parezca extraño o ajeno.
Entendemos las relaciones de preeminencia, de poder, abuso, dominio, basadas en
patrones decadentes y caducos de una civilización muerta y podrida como la que
estamos viviendo y que necesita con urgencia una regeneración celular profunda.
Cuando en mi mundo yo no
soy capaz de mirar a la otra persona como una igual a mí, sea desde la
superioridad o inferioridad, entonces esa relación estará abocada en el tiempo
al fracaso, al naufragio, dado que sus raíces no han crecido adecuadamente. La
individuación, el proceso de crecer libres, no es un fenómeno de un día cual
tormenta explosiva y pasajera. Es un devenir continuo de pasado-presente-futuro
que se tiene que reinventar constantemente, dejar atrás lo que daña, encarar el
futuro con esperanza, firmeza, constancia y paciencia pero, sobre todo, con
pasión de vivir. Porque si algo debe distinguir a una relación personal de
amistad, sea como pareja con derecho a roce o no, debe ser la pasión por la
vida sin la cual no se avanzará como individuo ni como relación porque en la
suma siempre está el crecimiento. Si alguien resta en esa relación entonces no
queda más que modificar la polaridad de negativa a positiva o, de lo contrario,
la ruptura será el resultado esperado.
Por eso debo sentir que el
camino lo hagamos una persona junto a la otra sin más.
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