NO SEÑALES AL HUMO










Si ves la entrada no la confundas con señales de humo. No, no tiene que ver.
Cuando expreso no señales el humo estoy indicando que tu intención, tu dedo no apunten hacia el lugar equivocado, hacia el efecto en lugar de la causa inmediata que lo ha generado. La palabra humo da mucho juego a la inteligencia porque puede contener significados como efímero, pasajero, señal, excusa (cortina de humo), vender lo inexistente, entelequia o algo así como vender humo que es lo que un buen charlatán embaucador nos proporciona.


Si ves la Luna Llena podrás señalarla de noche pero habrás de saber que su plenitud de luz proviene del Sol, de su complementario y fuente de calor como causa inicial. Si ves humo no debieras quedarte en estado catatónico contemplando como se eleva sino avisa rápidamente a los bomberos porque su causa es un fuego.
Con esta reflexión quiero tocar la fibra de nuestra incapacidad para detectar dónde está o radica el origen de nuestros conflictos internos y que luego proyectamos tal cual el humo hace respecto al fuego. El juego de la personalidad, de la mente humana, es así de jodido y entretenido a la vez que emite señales a veces equívocas porque el humo es provocado justo para desviar la atención sobre lo real. Esto ocurre cuando alguien entra en una reunión diciendo que tiene agobio porque ya son varias sesiones de terapia de ventilación emocional las que lleva y "no se avanza" dando vueltas a lo mismo, que le agobiaba pensar en tener que ir a la sesión (a la que nadie tiene obligación por cierto) porque quería "algo más", pasar a la práctica en vez de teoría.
Aquí se dieron varios factores para que esta persona explotara con ese tic de agobio en forma de cortina de humo que fue su reacción:
1) que una persona se incorporó nueva al grupo y tuvo su oportunidad de expresar su emoción negativa del momento al igual que las otras personas que ya lo hicieron
2) que esa persona debía entrevistarse conmigo para identificarle su patrón de vibraciones negativas, los conflictos que afloraban y que debía volver conscientes si de verdad pretende avanzar en su propio conocimiento para sanar emociones.


Resulta que una situación puntual se convierte en excusa como causa primordial de lo que no es. O sea señalar el humo en lugar del fuego olvidando que si antes hubo oportunidad para que pudiera expresarse, como así fue, por qué ahora no para esa otra persona que, además, estaba ese día de paso en el grupo. Un tercer factor llamado impaciencia sí que le pudo mezclado con algo de intolerancia.
En realidad cuando me pongo a indagar sobre sus conflictos soterrados el patrón-núcleo me está indicando aislamiento, misantropía, dolor emocional producido por contacto humano que dosifico muchísimo porque tengo miedo, incluso, a ser más yo. Una prueba es que aún estoy esperando que descuelgue el teléfono para comentarle el resultado del test del color. Otra es que las excusas se caen por su propio peso cuando tienes una actividad distinta enfocada en positivar el pensamiento y ahí no aparece. Luego...Sí, ocurre con frecuencia en cualquier persona pero eso no nos puede llevar a aplaudir la actuación venga de quien venga. Todo está por ver cuando se inicie la segunda fase del ciclo de actividades pasado el período estival cuando tenga que esforzarse en mantener atención plena, respiración consciente, técnica meditativa y algo de recursos de gimnasia terapéutica. Entonces ahí veré la medida del compromiso no ya de esa persona en cuestión sino de otras más. Compromiso con su propio crecimiento individual, de su empoderamiento o autonomía para tomar decisiones, de modificar patrones de conducta. Compromiso, en definitiva, con el fuego de la verdad de la propia vida y no con el humo tóxico de nuestros pensamientos negativos basados, también, en prejuicios.

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