TENGO LO QUE SOY


LO QUE TENGO ES LO QUE SOY

En una sociedad asquerosamente mercantilista como la que estamos viviendo, donde el valor fundamental es el tener, poseer, codiciar, habría que poner el contador a cero y reparar en eso que solemos llamar valores (que no son los de bolsa, claro) para que nuestra vida pueda girar con otra mirada reconsiderando nuestra posición existencial porque NO SOMOS LO QUE TENEMOS.
Una persona no deja de ser quien es por tener menos posesiones o bienes materiales. No tiene coche, casa con piscina, cuenta corriente al mínimo si es que la tiene. Puede que no tenga carrera universitaria con lo cual no puede fardar de titulación (titulitis) pero sí que puede tener dignidad, una alta estima y una profunda sabiduría,
Estas personas podemos encontrárnosla, sin saberlo, en cualquier punto del mundo. Desde una montaña oculta al valle o a pie de mar. Puede ser alguien de tu calle, de tu vecindad, pero solamente nos preocupamos de la apariencia que nos rodea, que la rodea, sin intentar siquiera trascender la mirada hacia el interior, hacia lo que pueden expresar su mirada, andares o palabras por parcas que sean.
Vivimos en la sociedad de la ensoñación que de vez en cuando la sacude una crisis (más bien estafa) programada y tejida con hilos de poder con trama oculta. El poder invisible que propicia, además, impasible la muerte del Planeta Tierra como si entonces fuera a sobrevivir de la catástrofe.
Ese poder sin rostro tiene, en su paradoja, muchas caras. Tantas como sirvientes tiene, peones del tablero vestidos con caros trajes de diseño porque se creen alguien olvidando que la muerte también les llegará y después la nada, el vacío, el silencio absoluto, del que nadie quiere oír mencionar. Vanidad de vanidades, todo es vanidad. Y la gente de abajo terminamos por interiorizar el discurso oficial de tanto tienes tanto vales. Un discurso del miedo y la envidia pero, también, del desprecio al innato talento humano que no alcanza la "gloria" del becerro de oro. Es el discurso de la apariencia que enaltece a la ignorancia y así es que como durante generaciones nos quieren hacer creer que eres un mindundi, un don nadie o cero a la izquierda. Y para que te lo termines de creer se generan situaciones para que haya gente sin techo, sin comida, sin afectos. Gente que son los parias de la tierra, desposeídos de bienes incluso a la fuerza y la historia nos lo está demostrando día a día. Las llamas del Amazonas y el corazón de África son un ejemplo lejano que nos toca de cerca. No son nadie los que sufren, los que van en un barco de rescate y nadie les permite, en su inhumanidad, desembarcar. Nadie los que mueren en el Estrecho o los que intentan huir de la miseria, la violencia general institucionalizada. Nadie son las víctimas de guerras cuyo armamento les estamos vendiendo a sus enemigos los países "desarrollados", porque al no ser nadie son mera estadística de muertes, de desplazados.
Y mientras tanto nos seguimos creyendo el discurso del "nadie" porque no tiene "nada" olvidando que ese nadie es alguien con nombre, historia, raíces, origen que tiene algo que se llama dignidad que justamente es de lo que solemos carecer los "alguien". La dignidad que es un valor que no se cotiza en ninguna bolsa porque no deja réditos. Se intenta comprar pero no siempre está en venta sobre todo porque hay quienes piensan, sienten y así lo viven que dicen TENGO LO QUE SOY porque esa persona-alguien se tiene a sí misma y eso es todo cuanto tiene. A veces es hasta suficiente para comenzar de nuevo...



Comentarios

Entradas populares de este blog

LA VIDA ES UN TANGO

FOLLAR MÁS, JODER MENOS

CUANDO ALGO MUERE ALGO NACE