ECLIPSE EMOCIONAL


Hay veces que no sabes qué te pasa y por qué, solamente que sientes estar con vibraciones bajas, sin sintonía con tu mundo externo, con cierta inquietud o desazón y eso te sumerge en un estado de confusión notable que puede terminar en caos o no dependiendo de qué actitud adoptes en el momento.
Cuando alguien, por su avatar cotidiano, siente que le falta el aire, que las piernas le fallan y el ánimo se le cae a pedazos, que no entiende muy bien qué sucede, que sospecha de todo y todos, que le inunda la tristeza, lo mejor es pararse literalmente en ese momento si puede o hacer el intento, si está en una cadena productiva, para ir al baño. Le puede bastar cinco minutos para respirar hondo, hacer una recarga rápida de batería mental y emocional pensando que no siempre la luna está llena.
El pensamiento positivo en forma de proverbio, de reflexión profunda, es necesario en todo momento para revertir la polaridad de una situación. Pararse externa e internamente ha de ser porque no valdría ir al baño y empeorar la situación más. Pararse para invertir la polaridad es posible tomando aire, luz y movimiento, ya que hemos de dar una respuesta a un proceso de conmoción y no vale arrugarse. Es muy importante acometer con rapidez ese estado de ánimo y esto suele ocurrir tras la bruma de la noche, cuando nos levantamos algo desnortados. Ahí es donde debemos comenzar a cambiar la visión del día que vamos a tener por delante en lugar de dejarnos llevar porque ningún cuerpo celeste cambia su rumbo u órbita porque se le cruzan nubes. Así debe ser nuestra posición en la vida, al momento concreto, manteniendo nuestro rumbo fijo pero adaptándonos en tales circunstancias. Y si presumimos de inteligencia qué menos se nos debe pedir que actuar inteligentemente.
Vivimos en una sociedad con un ritmo que centrifuga y no da tiempo para que haya autoregeneración, que engulle y tritura a las personas. Pero ahí es donde demostramos que podemos dominar las circunstancias dominándonos a nosotros mismos, recordando que el Sol brilla aunque se le crucen nubes, que la Luna no siempre está llena pero, sobre todo, recordar que si los eclipses existen en los cuerpos celestes cuánto más en seres tan frágiles como el humano. Reconociendo nuestra fragilidad y la nimiedad de lo que ocurre, aunque la magnifiquemos, estamos ante el umbral del triunfo en la situación porque nuestra actitud es humilde, de aceptación, sin generar malas vibraciones ni escondernos del mundo a las primeras de cambio. Tener siempre un punto de referencia es bueno sobre todo si ese punto es el mismísimo Universo con el que nos estamos moviendo, respiramos, sentimos, vibramos, observamos... Aprendemos de los procesos de fuera pero, ante todo, de los internos y eso nos ayuda a subir peldaños en la escalera evolutiva como individuo y como especie. Así es como vamos ganando en confianza, seguridad, serenidad y capacidad resolutiva sin añadir más perturbaciones a las ya existentes por mor del destino.

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