INTEGRAR LAS ENERGÍAS FEMENINAS


Entender la humanidad que debemos integrar las energías femeninas en nuestras vidas -siendo una parte de ella que integra la masculina- se antoja difícil si el planteamiento lo hacemos desde la mente occidental excesivamente influenciada por el neoplatonismo y el judeo cristianismo como una de sus huellas más profundas en el pensamiento de esta área del mundo. Pero si volvemos la mirada hacia oriente, en concreto hacia el taoísmo, con la mente abierta, desestructurada de patrones clásicos, abierta a la interpretación de imágenes, de continuas metáforas de la vida, probablemente estemos cerca de entender qué significa integrar las energías femeninas en nuestras vidas, qué la complementariedad de los opuestos y qué la unidad de los opuestos. Para ello habría que acudir, igualmente, a entender qué es el principio Yang y qué el principio Yin como energías que discurren tanto dentro como fuera de nosotros. Energías del cielo y la tierra. Cuando practicamos algún tipo de gimnasia oriental lo hacemos porque alguien nos dijo te recomiendo tal o cual, yo voy a tal o cual y estoy genial, pero quizá no expliquemos y no nos expliquen qué significa en profundidad lo que estamos haciendo, cuál es la conexión nuestra según con qué energía. Si realmente quieres romperle los esquemas a gente con la conciencia en estado de adormecimiento solamente tienes que decirle qué tal se lleva con su energía contraria complementaria. O sea si es un hombre se le pregunta por la femenina, si es una mujer por la masculina. Y entonces la expresión lo dice todo…

En este artículo, además, la pregunta de la integración de las energías femeninas es para ambas partes ya que, desde mi modesto entender, pareciera que una parte de población femenina abandona su identidad arrastrada por la vorágine masculina de dominio patriarcal, llegando –incluso- a rechazar inconscientemente el reconocimiento de sus propias energías que pueden llegar a afectarle en su propio funcionamiento orgánico como somatización de ese proceso de rechazo interiorizado.

Una vez lanzada la pregunta al viento qué es lo que debiéramos reconocer como energía femenina a integrar desde esa perspectiva, digamos, amplia o trascendente en un intento de acercamiento al pensamiento taoísta el cual nos invita a identificarnos con concebir, parir o dar a luz a como lo hace la Tierra que acoge, es bendecida por el Cielo y origina los frutos.

La vida que conocemos es una metáfora del propio Universo. Nuestra vida es esa metáfora y no al revés y me explico. El Cielo y la Tierra, en nuestro contexto espacial, no son la metáfora de lo que somos sino que somos la expresión de lo que es realmente.

Integrar las energías femeninas, desde ese punto de vista trascendente, significaría dar cabida a ideas o pensamientos de luz, sentimientos nobles, emociones de belleza. Generar un mundo positivo, creativo, lúcido, amable, empático, parir belleza o dar vida a las ideas que nos engrandecen es lo que, en sí, significa integrar las energías femeninas en nuestras vidas.

Asumir que somos esa naturaleza cambiante pero fiel a la esencia natural, interiorizar que debemos abrirnos para concebir ideas y luego expresarlas es lo que la vida nos está señalando que hagamos. Porque la vida tiene continuidad si hay parto, si no solamente habrá esterilidad, páramo yermo. Es lo que ocurre cuando nuestros dones no los ponemos al servicio del común. Si la Tierra se negara a dar sus frutos estaríamos abocados a la destrucción por inanición. Y a buen seguro que estamos abocados a ese panorama si, por otro lado, no volvemos la mirada hacia esa tierra, la madre, lo femenino en nuestras vidas para seguir creando belleza y darle continuidad a la naturaleza en su conjunto…


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