LA ÚLTIMA CENA


 

No me estoy refiriendo a esa escena pictórica y religiosa para que no quede la duda de entrada. Me refiero a lo acontecido muy recientemente donde un diario reaccionario, en su afán de autobombo y al olor del poder, invita a la gente “bien” a una cena de cumpleaños del susodicho diario. Políticos, empresarios, militares… En fin, nada nuevo bajo el sol tratándose de la carcunda pero lo que es lamentable es en el contexto y algunas de las personas asistentes por su falta de compromiso en un estado de alarma por el Gobierno del que forman parte.

No hay nada peor que la falta de ejemplaridad en todos los ámbitos de la vida, pero en la política es aún mayor por la desafección o divorcio existente entre la ciudadanía y sus pretendidos responsables.

En un contexto en el que le instas a la ciudadanía responsabilidad ante la amenaza constante del coronavirus vas a una cena de gala, te mezclas con esa parte de sociedad que acucia al Gobierno para desestabilizarlo y no ya contento con ello que lo de las medidas de seguridad queda para otras personas, para el resto de los mortales. Ni mascarillas, ni distancia. Todo un despropósito que deja de hacer creíble cualquier mensaje. Pero no todos los políticos son iguales y esto hay que recalcarlo. A esa cena no fueron todos los miembros del Gobierno sino una parte del mismo (PSOE) pero otra parte, la perteneciente a Unidas Podemos (UP) rechazó explícitamente el ir a la cena por la inconveniencia de la asistencia una vez iniciado el estado de alarma además, entiendo yo, por una cuestión de principios habida cuenta quién es el sujeto que invitó.

En la vida, según me dijeron a mí, no solamente hay que ser bueno sino parecerlo. O lo que es igual, conjugar el fondo de la cuestión con su forma. Al parecer lo de la forma queda para la sede parlamentaria con el boato propio de la corrección política, del lenguaje hipócrita usado en ocasiones, pero poco más. Hago lo que me parece como si mis actos no tuvieran trascendencia es el resultado final. Luego viene la disculpa, la reflexión a posteriori, pero eso no vale y mucho menos en la actual situación. Eso es un patinazo o una cagada en lenguaje popular, y como tal hay que refrendarlo. Si tú me pides sacrificios, tú tienes que sacrificarte antes que nadie y por encima que nadie. Luego de ello entonces puedes pedirme que lo haga yo.

Quienes estamos acostumbrados a estos disparates incoherentes miramos de reojo las disculpas, sabemos de antemano que se darán pero de mala gana en algún caso porque, incluso, en algún otro ni eso. Más bien, al contrario, actitud altanera, clasista, de quien cree estar por encima de uno. Mire, usted no está por encima de mí se ponga como se ponga. Me da igual el cargo, su rango, su posición social, sus privilegios. Usted no está por encima del bien y el mal, sino sujeto a las mismas reglas de juego que yo y no al trilerismo político.

Esto es lo que habitualmente ocurre hasta que llega gente que rompe ese discurso y con su ejemplo pone en evidencia a la otra gente. Entonces quienes son atacados son los que no van en lugar de quienes van sin mascarillas. Esto ocurre en este planeta, siglo XXI.

Haz lo que yo te diga pero no lo que haga fue siempre la frase referente o, también, aquello de predicar y no dar trigo. Por eso cuando quieras que los actos tengan eco tienes que emitir el sonido correcto en el lugar preciso donde haya eco. Esto no es lo que ha ocurrido, esto no es lo que tradicionalmente ocurrió. En la vida faltan más personas como Pepe Mújica, ex Presidente de Uruguay y retirado de la política, y menos Felipe González, menos José María Aznar, menos ministros y ministras con ganas de fotografía. Más decencia y menos incoherencia…

Puedes saber más de mí en www.escueladeliberacionemocional.es


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