LA SOCIEDAD BASURA

 


Una sociedad que no para de generar basura (a todos los niveles) es una sociedad basura y vivimos tan sumergidos en ella que no somos capaces de ver siquiera la fuente de procedencia. Basura intelectual, espiritual, ética o moral, social..., proveniente de los medios de comunicación, plataformas digitales, agencias de publicidad, escritores, empresas, políticos, asociaciones sin ánimo de lucro. Una sociedad que se alimenta del bulo, la mentira, la manipulación, de las falsas apariencias, que denigra el verdadero sentido de la cultura y, por tanto, del pensamiento, que tergiversa un concepto tan elevado como la libertad, que vive de y para la imagen sin importarle el fondo, es una sociedad superficial, denigrante, que solo genera vertederos tóxicos y no me refiero, además, a los nucleares sino a los vertederos tóxicos que se esparcen a los cuatro vientos a través de las ventanas mediáticas en sus múltiples formatos sea digital, papel, audio o audiovisual, servicios de mensajerías, redes sociales etc., etc. Y ahí estamos, ante el sofá consumiendo mensajes más o menos subliminales, publicidad sexista envuelta en perfume o juguete, publicidad de productos "alimentarios" nada recomendables, "consumiendo" amor, pasión y otras situaciones emocionales bajo programas de citas o "realitis" en restaurantes, islas, casas aisladas y otros espacios más o menos sugerentes. Pero esta actitud degradante para nuestra condición humana trasciende al mero hecho de convertirnos en parte del sofá, no tanto por ser parte del paisaje del salón sino por la fusión de las partículas más ínfimas de nuestro ser con respecto el entorno. Conectan con nuestras emociones y las llevan al terreno de la ganancia, a la guerra comercial, porque somos meros comparsas de la sociedad no actores de nuestro destino. Quienes generan esa basura tienen claros sus objetivos, quienes las consumimos no. El objetivo de los de arriba es la codicia aun a costa de vidas humanas y, para ello, si hace falta se fabrican guerras, desastres incluso naturales. Si no vean cómo está respondiendo el planeta ante el ecocidio al que lo sometemos. Responde más allá de nuestra comprensión, y prueba de ello es el estallido de una pandemia hasta ahora desconocida pero cuya causa de fondo es la degradación galopante del planeta de lo que casi nadie quiere hablar. Y puede que veamos más...

Nos pasamos horas ante pantallas de móviles, televisión u ordenador consumiendo la basura que otros generan porque, en realidad, si lo piensan simplemente somos tratados como basura que no llega siquiera a la categoría de escoria. De nuestra desconexión para pensar, reflexionar y decidir sabiamente va a depender, en gran medida, que nuestra dignidad recobre el lustre que se merece pero hay que pelearla contra nuestros propios demonios de la ignorancia. La gente que no quiere saber no sabe desde luego. Es un acto de voluntad, de conciencia evolucionada el decir basta ya a todo aquello que nos ata a una pantalla, desde la más sutil publicidad a la noticia barnizada de verdad cuando es una estafa y un insulto a la inteligencia. Difundir un bulo, una noticia falsa, una media verdad (que es una completa mentira) nos convierte en cómplices necesarios con los generadores y señores de la basura. Somos meros instrumentos útiles hasta que dejamos de serlo y nos abandonan a morir en el olvido, dando igual si eres menor o mayor, joven o viejo. Cada segmento de población tiene su dosis de basura creada específicamente para el mismo. Basura que se disfraza, incluso, de religión y hasta de mensaje espiritual, de Universidad y sus pomposos títulos que no conectan con la vida real porque el pensamiento libre no interesa, solo el negocio de generar gente "preparada" precarizada en una sociedad exigente con los de abajo y condescendiente con los de arriba a quienes idolatramos porque nos gustaría estar ahí arriba también para vomitar basura sobre los de abajo porque, de lo contrario, no se explica el voto de gente explotada hacia sus explotadores. Esto es como si te acuestas con un violador sabiendo que te va a violar después. Pura incoherencia, síndrome de Estocolmo o llámalo como te de la gana pero que es un monumento a la ignorancia seguro que sí. Por eso hay que tomar decisiones que nos lleven a ganar espacios de libertad, creatividad, dignidad, hermandad, solidaridad. Decisiones que rompan con las cadenas del pasado porque con ellas no podremos tener alas para volar. Decisiones como suprimir de nuestra vida todo aquello que nos daña ya sean determinados productos considerados alimentos, lugares de comida rápida, salas de juego físicas u "on line", periódico, radio o televisión que solo lancen mentiras, redes sociales donde se enaltecen valores denigrantes como la misoginia, racismo, xenofobia, sexo rápido o la pornografía, la prostitución, el tabaco... Suprimir relaciones tóxicas en nuestro entorno aunque pueda ser un hijo o un hermano, una pareja. En definitiva suprimir toda la basura posible de nuestra vida y, con ello, estaremos ganando nuestra peculiar batalla a la ignorancia. Simples gestos como apagar la televisión a día de hoy podría hundir la industria de la mentira y la manipulación. ¡Cuántos quebraderos de cabeza nos evitaríamos! Cualquier acto de voluntad en construir una realidad distinta, en dar pasos para derrotar la tiranía de la basura, siempre tendrá un efecto beneficioso con mucha más trascendencia que la personal que, por cierto, no es poco porque es el principio. Dejarnos de consumir basura nos convertirá en seres más dignos porque nos sentiremos más libres y ahí, justamente ahí, es donde no nos quieren. Y es que una sociedad que consume basura es una sociedad basura...

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