EL UNIVERSO ES DIVERSO

 


El principio hermético como es arriba es abajo nos indica que somos el reflejo o la reproducción en escala de cuanto acontece en estructuras superiores. Nosotros estamos abajo y ese "universo" está arriba pero, también, como es adentro es afuera. Nuestra química orgánica es la del "universo" porque, justamente, somos partes de él, lo integramos. Pero ese universo al que señalamos con el dedo, apuntando al espacio exterior más allá de la vista, no es monolítico, lineal, sino que es diverso. Puede haber estructuras semejantes pero no idénticas porque, siguiendo el principio de unicidad, cada cual es cada quien. En el plano humano cada persona es una y única representada en su forma, y digo solamente representada. Procedemos y nos encarnamos en una misma naturaleza pero adquirimos formas diferentes. Somos naturaleza con piel negra, blanca, amarilla, cobriza, canela o crema, con ojos negros, marrones, verdes, azules, violetas, grises..., cuerpos delgados, gordos, anchos, bajos, altos, encorvados, lóbulos pegados o salidos, orejas grandes o pequeñas, pelo abundante o pelo ralo, negro, rojo, rubio... El físico, maldito físico a veces, es la representación corpórea pero no más de ahí. Nada nos hace superiores ni inferiores por el color sea de piel o de ojos, simplemente nos hace diversos de la misma forma que lo hace nuestra expresión sexual.
El universo es diverso porque, además, no es uno ya que, de lo contrario, no hablaríamos de los universos paralelos, de los infinitos universos paralelos sobre los que nada sabemos de la misma forma  que nada sabemos de la naturaleza humana pero, sin embargo, sí nos atrevemos a categorizar sobre ella pasando a toda las personas por la misma medida, generalizando, etiquetando, universalizando -valga la expresión- determinadas cualidades o defectos quedándonos en la apariencia sin aterrizar, sin profundizar sobre la especificidad de la persona como ser único.
Cuando establecemos categorías universales estamos estableciendo un sesgo sobre esa parte de población, y las etiquetas solamente sirven para dividir pero no para comprender la diversidad y mucho menos para aceptarla. Y al no aceptar la diversidad establecemos una línea de actuación sectaria, un pensamiento dominante sobre el que giran las verdades y del que no puedes salirte aunque no, por ello, va a impedir que exista la diversidad. Cuando rechazamos la diversidad entonces estamos a un paso de querer eliminarla, de humillarla, denigrarla hasta su desaparición de la escena de convivencia sea física o no. La diversidad asusta al igual que nos asusta el "universo" con sus constelaciones, galaxias, estrellas y sus polvos cósmicos, agujeros negros, planetas, lunas... Lo desconocido inicialmente nos atrae si permanece lejos pero en cuanto vemos la posibilidad que lo desconocido se allegue entramos en pánico escénico no para huir de lo diverso sino para que esto huya de nosotros. Por eso la negamos como negamos, sin saber, otras realidades, otros mundos, otras civilizaciones u otras entidades porque, en realidad, negamos nuestra propia naturaleza cambiante, transformada, poliédrica, plástica por su elasticidad pero nuestra negación la proyectamos con violencia hacia lo diferente fruto de la más alta ignorancia. Nos da miedo saber, experimentar, que somos diferentes, diversos y que ello nos puede empujar a pensar que, incluso, en los universos paralelos -de admitirlos- somos otras presencias. Aquí eres adulto hombre y en otros puedes ser adulto anciano o anciana, niño o niña, adolescente, mujer etc. La naturaleza esencial, de la que absolutamente nada sabemos, tiene distintas presencias pero el mismo origen. Esta es la diversidad en el universo conocido y en el multiverso desconocido. La diversidad en nuestro mundo tangible la rechazamos y la combatimos, cuánto más en mundos infinitos sobre los que transitamos en estos momentos sin ser conscientes de ello. Ahora estoy escribiendo aquí pero puedo estar en otro mundo haciendo el amor, y menuda diferencia sin que yo lo sepa aunque pueden existir otras situaciones inquietantes... Esto es lo que pasa con lo desconocido. Aceptarlo es el paso previo a emprender otro camino donde lo que nos une no es la presencia sino la esencia. 

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