DEONTOLOGÍA PERIODÍSTICA
"La FAPE lamenta que detrás de toda esa polémica se puedan encontrar intereses espurios contra la libertad de prensa y del derecho a la información, desprestigiando por ello a todo el colectivo de periodistas españoles que demuestran a diario un auténtico compromiso social, imprescindible para la democracia, no sin dificultades, tanto de índole laboral como personal, junto a presiones, incluso amenazas y agresiones o comentarios insultantes en redes sociales"
Cuando se refiere a "toda esa polémica" lo expresa respecto a los audios de la trama mafiosa Villarejo-Mauricio Casals-Ferreras en una comida donde acude un antiguo comisario de la UDEF (Olivares) y el perla de la jet set Adrían de la Joya y vinculado a otras tramas turbias... Dice la FAPE que aquí lo que puede haber es un ataque contra la libertad de prensa y del derecho a la información. Tiene cojones que a mí como ciudadano que tiene derecho (fundamental) a una información veraz me diga esta gente que por criticar la trama mafiosa estamos atentando contra la libertad de prensa. Es el victimismo del credo neoliberal donde la libertad es solo para la empresa de elegir qué y cómo vas a dar una noticia, o qué vas a silenciar obviando el derecho de la persona destinataria. ¿Libertad para qué y para quién?
Está claro que la actitud mostrada no es más que la de quienes quieren preservar sus privilegios y no les ha llegado aún una catarsis, un movimiento tectónico que se lleve por delante medios y periodistas corruptos entendiendo por práctica corrupta la de emitir bulos y noticias falsas a sabiendas, la de difamar y calumniar sin freno, la de acosar. Mentir en el periodismo es corromper la profesión, y esto es lo que parece que no le afecta a quien dice ostentar representación. A esta gente les encanta, al parecer, la corrupción instalada en la profesión.
Según el código deontológico de la FAPE, en su principio general número 2 dice textualmente
2. El primer compromiso ético del periodista es el respeto a la verdad.
El respeto a la verdad, de darse, sería cumplir con el derecho constitucional de una información veraz. Pero ese supuesto no se está dando en el caso que nos ocupa. Quizá quepa aquí concluir que ni la FAPE ni la APM representan una mierda al periodismo de verdad sino a unos oscuros intereses corporativos donde lo que importa no es la verdad sino el poder.
Comentarios
Publicar un comentario