BUFONES MILLONARIOS

 




En la antigüedad el bufón, empleado de la corte, tenía la función de amenizar la "dura vida" de la corte y especialmente la del monarca de turno. Cantaba, hacía gestos, se burlaba pero, también, se le humillaba cuando era necesario. Con el paso de los siglos, unas cuantas guerras y la aparición de formas de comunicarse a la distancia, el bufón se recicla. Desaparece de la corte presencialmente pero aparece en tu hogar vía prensa, radio, televisión, redes sociales etc., aunque ahora está a sueldo no de la monarquía -a la que se le sigue blanqueando sus tropelías y delirios- sino de los señores de la desinformación, los que manejan los hilos del poder mediático y deciden todo lo que verás y no verás, en sus momentos del qué, cuándo, cómo, dónde... Estos señores (hay escasas o ninguna señora) de la desinformación contratan a sus lacayos, o sea a sus bufones mediáticos para que nos entretengan al populacho a través de programas de esos que llaman de entretenimiento aunque debiéramos llamarlo de alienación cultural. Sí, alienación pura y dura. Pensar como piensa el señor de la desinformación, el lado oscuro de la verdad, es el objeto real de consumir basura cultural para dormir conciencias. Tú te identificas con el poder pero, también, puedes terminar identificándote con un violador, con la cultura de la violación en un sistema patriarcal que justifica una acción de violencia como de guerreros... Terminas por negar el cambio climático ya que el altavoz mediático le da alas a la derecha y extrema derecha negacionista de una realidad incontestable, tanto como la de que existe violencia de género pero terminas por pensar que eso son bobadas de un Ministerio de Igualdad que no sirve para nada aunque sí sirve que se le acose a nivel personal a sus responsables y luego no pasa nada, puesto que la prensa basura se dedicó meses a difundir bulos que luego no han desmentido en absoluto. Y tú terminas por dar por sentado lo que previamente, en un ejercicio de filibusterismo mediático, te indicaron cómo pensarlo y luego difundirlo entre tus seguidores de redes sociales. Tú colaboraste con el daño, y no te la des de inocente. No eres más inocente que quien se niega a dar pábulo a la falsedad. Eres una pieza colaboradora muy necesaria para perpetuar el estado de cosas. De esta forma los informativos abren sus portadas bajo la falta de rigor, de noticia contrastada, los programas de entretenimiento tipo bazar chino donde todo cabe le da al ventilador, los jueces (corruptos) acechan y actúan abriendo investigaciones prospectivas explícitamente prohibidas en la ley (se llama acoso judicial o lawfare) y luego están los políticos al servicio de esa forma de actuar que llevan sus mierdas al Congreso para que, asimismo, los informativos puedan sacar el momento de gloria de una oposición irresponsable (solo hay que ver su trayectoria durante la pandemia) que ataca sin argumentos pero que se niega a proteger a la gente vulnerable. Y tú, que no eres más idiota porque no te entrenas, vas y les votas a los señores de la mentira lo cual denota ese caudal cultural que atesoras. Ya te vale. No me voy a entretener ahora en ejemplos que dejaré para otra ocasión, pero sí poner en valor que esa gente que te habla "amablemente" a través de las ondas, que se ríe en tu cara vamos cuando dan una noticia, que no son comunicadores sino opinadores al servicio del poder mediático, cobran una pasta por hacer ese trabajo y mantener la audiencia ya que este indicador les da credibilidad. O sea tú que ves u oyes lo que dicen debes saber que estás colaborando a que se propague la inestabilidad, el odio, la sinrazón, el ruido, la mala educación, el acoso personal, la intoxicación de una sociedad cada vez más decadente por corrupta. ¿Quién hace a esta sociedad más corrupta, el corruptor o quienes lo apoyan? La corrupción no es solamente una cuestión que afecta a lo económico como si tal. Es algo profundo, una señal paradigmática de un sistema colapsado que ha llevado al planeta a colapsarlo también. La corrupción forma parte del ADN del señor de la desinformación, de la fuerza oscura, pero también del bufón que cobra por ello y, por supuesto, de la audiencia que apuesta por sentarse pasivamente a consumir esa mierda tóxica. La diferencia en este escalón de responsabilidades es que unos cobran por ello, otra gente le jalea la gracia como su fuera un circo romano donde va a morir un gladiador y el resto pagamos las consecuencias. Pero, aun así, seguimos en la brecha de la verdad 

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