LA BATALLA IDEOLOGICA DEL ANTISEMITISMO


 






Desde 1948, año de la fundación del Estado de facto de Israel como herencia colonial de Gran Bretaña, se comenzó a implementar un frente de victimización de una parte del judaísmo, la más fanática en lo religioso y - de otro lado- la conquista y apropiación desde el poder político del relato victimizador en tanto que todo lo que fueran críticas al nuevo Israel sería, y es, considerado una actitud de odio antisemita aprovechando la herencia del holocausto nazi.

Estamos asistiendo a un genocidio en directo por parte del Estado de Israel hacia el pueblo de Palestina, tanto en la franja de Gaza como en Cisjordania, del que hay mucha gente que no quiere saber nada y de la que quiere saber se le reprime como, por ejemplo, en Gran Bretaña. Cuando una organización de extrema derecha en el poder, de prácticas nazis como es el Likud y sus socios, se apodera del ser semita o antisemita, judío o antijudío, está trastornando la verdad histórica. Un proceso de limpieza étnica por parte de un ejército bien pertrechado contra una población civil indefensa, niños-mujeres-periodistas-hospitales-escuelas, etc- no puede ni debe, por cuestiones éticas, tener otro nombre que el de genocidio que es justo lo que los judíos de Europa sufrieron a manos de los nazis, siendo exterminados en los varios campos de concentración tanto dentro como fuera de Alemania, con la creación de guetos como el de Varsovia, y que queda en la historia como holocausto. Si aquello fue holocausto lo de hoy con Palestina también lo es por los herederos de quienes murieron asesinados por los nazis. Algo difícil de entender pero cierto. 

Ahora, bien, el poder político israelí, con su propaganda mediática apoyada y jaleada por lo más putrefacto y cobarde de occidente, tiene compradas voluntades tanto en Europa como en EEUU y así se cuelan en festivales de música, eventos deportivos o de otro tipo con la permisividad y bajo la amenaza, de contrario, de ser antisemita si estás en contra de las práctcas actuales de Israel. Pues cualquier mentira se puede, y se debe, desmontar porque la verdad es la que nos hace libres. Cualquiera que le tenga un poco de aprecio a esa verdad solo tiene que coger y examinar la Biblia, en su parte llamada Antiguo Testamento, que contiene algunos elementos históricos interesantes. Por ejemplo quiénes eran judíos, semitas, hebreos, y cuáles eran las tierras de promisión que no otras que Palestina tal como suena, les guste o no a los actuales dueños y señores de la guerra en Oriente Próximo. Y es en este contexto histórico donde hay que poner el foco ya que acusar de antisemitismo sin más, sin fundamento, solo da pie a pensar que se es un ignorante total y alguien retorcido por decirlo finamente que quiere manipular la verdad. Cuando termine la exposición aclaratoria, tú que me lees, deberás preguntarte algunas cosas seriamente y respondertelas además. El manejo de las emociones, bajo chantaje emocional valga la redundancia, tiene sus réditos para hacer que alguien se sienta culpable sin serlo y someterlo a través de la manipulación de la conciencia ignorante. Eso sin contar otros factores de culpabilidades cole tivas, herencias del pasado reciente del S. XX.

Ahora, por tanto, vamos a adentrarnos en algunas aclaraciones y así, de esta forma, puedes entender cómo los judíos auténticos que no residen en Israel, y los que se están marchando, están en contra -incluso- de la existencia de un Estado étnico y, mucho menos, negando la existencia de quienes venían siendo autóctonos de esas tierras. 

  • Semitas: Son los descendientes de las tribus de SEM, hijo del patriarca Noé. Son pueblos nómadas, errantes, a los que les unía una misma lengua. De un lado el hebreo a los descendientes de Abraham, y de otro el árabe a los descendientes de Ismael llamados ismaelitas. Por tanto forma de vida nómada para ambos pueblos con elementos comunes: el origen arcaico (Sem), el origen reciente (Abraham puesto que Ismael era hijo de éste) y el tipo de vida errante o nómada

  • Israelitas: moradores de las tierras del norte de la entonces Palestina cuya composición fundamental era, de un lado, el reino de Judá y el reino de Israel. En éste moraban los israelitas, cuyas tierras las conocemos como Canaán y a sus moradores, por extensión, cananeos. Hablaban hebreo y procedían de las tribus de Abraham que se asentaron, no siendo -además- un buen vecino dada su tendencia a la pelea, el incordio o la pendencia y su afán de expansión como germen de lo que hoy conocemos como sionismo. Dominar al vecino y quedarme con sus tierras. Adoraban a Yahveh que era la entidad sumeria llamada Enlil, cuyo equivalente egipcio era Seth

  • Las tierras de Canaán era una extensa franja de terreno que abarcaba, al parecer, territorios de lo que hemos conocido- o conocemos aún- como Palestina, Líbano, Siria, Jordania, Israel, cuya zona estaba entre Egipto y Mesopotamia. Por tanto, siguiendo, el punto anterior los antiguos israelitas (que no israelíes) eran cananeos de asiento pero no judíos

  • Judíos: moradores del reino de Judá o Judea, descendientes de la tribu de Judá aunque, por extensión, se les llama judíos a todos los pertenecientes a las tribus de Jacob. Su lengua era el arameo, predominante en la época. Adoraban a la deidad egipcia Amón. Si nos atenemos al origen de los hechos los judíos no son semitas

  • Hebreo: Lengua común de pueblos nómadas provenientes de Asia y que daba cohesión a los mismos. Su significado es “el que viene del otro lado” o “el que se desplaza” y su procedencia de Heber, hijo de Sem que, a su vez, le da raíz a la palabra semita que son los que se desplazan, los trashumantes de la época puesto que eran pastores, los nómadas

  • Arameo: lengua vehicular de una vasta región que le daba, igualmente, unidad a distintos pueblos entre ellos a los de las tribus de Jacob ocupando los territorios de la actual Siria, Irak, Líbano y una parte de Turquía fronteriza con Irán e Irak. Es una lengua entroncada con el acadio y el sumerio como matriz

  • Judaísmo: Era el credo establecido por Moisés cuando, a semejanza de Tutankamón, unifica a las deidades a las que se rendía culto en una que es, finalmente, el dios egipcio Amón o el dios de la creación. Era el culto al sol (Ra), en realidad, el origen de la religión mosaica, monoteísta, que -por extensión- se le llama judaísmo en virtud que sus seguidores o practicantes eran mayoritariamente de la tribu de Judá y residentes en el reino de Judea pero que, sin embargo, en los escritos del AT a la deidad suprema se le da distintos nombres siendo el más recurrente Yahveh que, en realidad, era Enlil como ya expresé antes. Ese es el origen del judaísmo como tal, por su adscripción geográfica y antropológica a una tribu y un territorio. Religión que luego van abrazando tanto hebreos como no hebreos, cuyas diferencias de concepto están explicadas, y que se extiende en el tiempo dicha práctica hasta la aparición de una figura llamada Jesús-Josué-Joshua que lo pone todo patas arriba y un poco de lo que nos trae aquí en base a la manipulación de su figura después de su desaparición y a través de los siglos

  • Palestina: una tierra conocida en la antigüedad como tal que abarcaba tanto el reino de Judea como el israelita al norte o, incluso, más al sur con los idumeos. Tierra de promisión que señala el AT simplemente porque tenía fama de ser hospitalaria hasta que llegaron los malos vecinos...

  • ¿A qué conclusiones debemos llegar, pues, respecto a la batalla cultural que se da sobre antisemitismo de forma interesada pero maquiavélicamente orquestada? Antisemita, en puridad antropológica, sería perseguir a cualquier nómada que hable hebreo o árabe, descendiente de Abraham o Ismael por el siemple hecho de serlo. Ser antisemita es hacer limpieza étnica en Palestina porque su población árabe es semita ¿Ser antijudío es ser antisemita? Radicalmente no al igual que ser anticatólico no es ser antisenegalés y aquí los actuales israelíes, siguiendo la mejor tradición de los antiguos israelitas, se han apropiado del significado como si tal cosa, de la historia que no les pertenece porque, en realidad, no pueden apelar a ninguna memoria honorable más allá de las persecuciones nazis. Han convertido toda Palestina en una teocracia judía en lo religioso ultra ortodoxo, con el amparo de un ente de facto llamado Israel, a los que sus antepasados remotos cuando llegaron a las tierras de Canaán ya era Palestina con moradores filisteos, judíos de Judea y de otros pueblos como los idumeos situados al sur de Judea. Asi que por historia y raíces si los israelíes se consideran realmente semitas tendrían que continuar su curso y salir de esas tierras como buenos nómadas. Plantear la tesitura, hoy, de antisemitismo es una trampa ideológica, de una batalla cultural que se apropia quienes no les pertenece siquiera la raíz. Hay judíos de religión -recordemos por extensión- que no tienen apellido de dichas tierras y, por tanto, carecen de esas raíces. Así que mejor no seguir confundiéndonos y mantener la ignorancia, de forma interesada, sobre qué es qué y quiénes son quiénes. Las cosas deben llamarse por su nombre y concepto histórico, por su raíz antropológica o, incluso, por su adscripción religiosa pero sin mezclar etnia, religión, lengua o forma de vida. Y el hebreo se distinguía por su forma de vida bajo una misma lengua troncal común, el judío no era hebreo y, por tanto, no era semita. Apoderarse del significado de algo para subvertirlo es una cuestión de poder, dominio, colonialismo cultural

  • Dentro de esta exposición hay una cuestión central, clave, para entender la historia de los hebreos en su periplo hacia Egipto como su posterior expulsión por Ramsés II. La cuestión no es otra que el hecho religioso o a quiénes rendían culto siendo el Faraón Tutankamón por cierto central, también, en este proceso habida cuenta que fue quien propició la unificación del culto en Amón- Ra, dioses de la creación y del sol respectivamente, sentando las bases del futuro monoteísmo de los hebreos en el caso que nos ocupa pero que se extiende, igualmente, a otros pueblos no hebreos como el judío y como he explicado más arriba, si bien debiera ir un poco más allá en este proceso histórico ya que Egipto es el foco o la guía de este pueblo hebreo, para bien o para mal. En realidad es la guía de la actual civilización ya decadente.

    Como ya sabemos los hebreos eran tributos, vasallos, de los hititas quienes penetran en Egipto y se hacen con el control de una parte del territorio egipcio con su poderío militar por sus avances de la época como carros tirados por caballos, armas de hierro, arcos etc., con quienes establecen relaciones, también, de conveniencia por la supervivencia del pueblo cuyo líder, Moisés, y su círculo de confianza establecen una alianza basada en la influencia del culto mayoritario en la época dedicado a Amón. Ahora, bien, el faraón Sethi I era adorador de Seth -cuyo equivalente sumerio es Enlil- y quien podría haber estado detrás -al igual que Teodosio pero unos cientos de años antes- de la adulteración del culto mayoritario del pueblo hebreo. Éste adoraba a Amón pero Sethi I hubo de imponer en sus manuscritos el nombre de Seth-Enlil que en hebreo corresponde a Yahveh entre otros apelativos, a lo cual Moisés tuvo que asentir a sabiendas que futuras generaciones adorarían a una entidad errónea que no era la originaria por una cuestión de supervivencia y seguir estando bajo la protección de los hititas quienes, a su vez, serían seguidores mayoritarios de la entidad Seth-Enlil más que de Amón-Ra porque no se entendería de otra forma. Así que el trasfondo de patrones de creencias, de ritos, de cultos a dioses, estaría detrás de todo lo que acontece hasta la aparición de la figura de Jesús. Los hebreos siguieron adorando a Yahveh- Enlil por siglos cuyas creencias fueron exportadas fuera de las tierras de Egipto cuando son expulsados, junto con los hititas, por Ramsés II en una salida pactada de forma que el faraón respetara sus vidas y no les persiguieran. Si hay algo que debemos tener claro, en lo concerniente a la Biblia, es que nos revela personas, deidades, pueblos de la antigüedad cuyos manuscritos originales en algunos casos provendrían de los egipcios y en otros de los babilonios. Sumeria y Egipto fueron dos grandes civilizaciones, por demás creo que bastante desconocidas aún, que incidieron en los patrones de creencias de muchos pueblos entre ellos el hebreo y que recogieron en sus documentos situaciones que ningún otro pueblo hacía por entonces, especialmente en Egipto que todo quedaba absolutamente registrado. Relatos contenidos en el Génesis, por ejemplo, nos pueden llegar justamente por las dos fuentes que acabo de citar. El de la creación se contiene en el Enuma Elish, sumerio. Lo concerniente a Moisés, en documentos egipcios. Y con esto quiero decir, además, que situaciones o eventos históricos detallados en la Biblia habría que mirarlos con lupa por su más que probable manipulación en manos de la parte interesada porque no es la primera vez que se descubre cierta adulteración o farsa en un relato. Un ejemplo pudo ser el de la persecución de Ramsés II y la muerte de su ejército con el asunto de las aguas. Eso simplemente no ocurrió, es una falacia al igual que pudo suceder con las plagas enviadas por el poder de un dios vengativo, cuya imagen se instala en el imaginario colectivo alejada de un dios pacífico, amoroso, justo, amable. Una sequía o una inundación sería atribuible a un dios vengativo más que a un proceso de la naturaleza, siendo la cultura imperante la del castigo divino. Así, pues, los hebreos recogían las tradiciones de donde estaban un tiempo prolongado por cientos de años: cultos, ritos, costumbres sociales, calendarios, literatura etc. Eso fue exactamente lo que ocurrió durante su estancia en Egipto y en Babilonia (antigua Sumeria). Cuestiones destacadas son el culto a Amón que deriva en Yahveh- Enlil como he explicado por Egipto, y los meses por su estancia en Babilonia -dominada por los asirios- los cuales copian literalmente. Todo ello lo incorpora el pueblo hebreo a su vida cotidiana y lo hace suyo. 

  • Ysi aún no tienes claras las diferencias expuestas, después de una primera lectura, será cuestión entonces seguir leyendo más veces no sin antes darte otro dato más, en este caso sobre Moisés. Este líder moral de los hebreos (y digo bien) no era judío ya que no era originario de Judea. Se ubica en Egipto, de ahí sus vínculos con este pueblo y que, casi con toda seguridad, el código ético-moral que sabemos respecto a las famosas tablas de los diez mandamientos más bien estuvieran recogidas previamente en el culto a Amón-Ra como Dios único en Egipto.


Creo que, a día de hoy, es necesario poner algún punto en el lugar correcto sobre todo cuando desde determinados intereses se nos quiere hacer ver que la verdad no es la que vemos ni la que sabemos sino la que se nos cuenta dopada y teñida de sangre. 

 



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