MITOLOGIA CRISTIANA. EL CREDO TEODOSIANO (5)
Una batalla cultural se estaba dando, desde sus inicios, ya de forma soterrada y en esa batalla comenzaba a valer casi todo. Había que operar milagros y martirios que solamente son reconocidos por el relato oficial pero ya en ningún otro, digamos, alternativo. Y quizá lo del martirio tuviera que ver tanto como propaganda de fortalecimiento (marketing religioso) como, también, consecuencia de arremeter contra el estatus quo de Roma. Se trataba de suplir la figura de un gobernante pagano por otro creyente, lucha de poder en definitiva. La teocracia no era un concepto nuevo para el nuevo credo y, por tanto, había cierta práctica en ello. No habían entendido el mensaje original, vehiculado en gran parte en sus parábolas o metáforas que son una especie de koan del budismo zen, pero sí entendían de lo que querían hacer de futuro. Había que ganar el reino de Dios en la Tierra, y a los tres cientos y pico de años después se vio el fruto consolidado.
Actores en escena
Para que hoy exista la noticia falsa o fake news y el bulo deben existir, al menos, dos operadores: el mediático representado en medios de “comunicación” o desinformación y el pueblo que lo propaga bien cayendo en la trampa tendida, bien tendenciosamente mediante determinadas figuras sean políticas, económicas o, incluso, procedentes de la cultura que ya suena raro. En realidad, vista la experiencia actual, existen tres operadores clásicos: comunicacional-político-pueblo que se apoyan en canales de difusión como las redes sociales para esparcir la mentira y, por tanto, la ignorancia cuanto menos. Pero en el tiempo que nos ocupa ¿cuáles podrían ser los operadores que ayudaran a extender el nuevo credo y, además, fuera creíble para que sintonizara con la base social?
Una vez "desaparece" la figura de Jesús queda el núcleo familiar allegado y directo como depositario del legado destinado a la gente vulnerable para dotarlas de conocimiento mediante el pensamiento, la reflexión y, de esta forma, sacarla de la ignorancia. Pensamiento para la mayoría iletrada, mujeres y hombres por igual sin distinción. Pero ese legado es usurpado por un grupo disidente autodenominado apóstoles (enviados, mensajeros o embajadores). Primer operador, pues, el apóstol o comunidad apostólica
Los apóstoles necesitaban de alianzas, las cuales se van tejiendo fuera de Jerusalén. La expansión hacia los gentiles que eran no judíos y ciudadanos romanos y que, en su mayoría, provenían de la práctica pagana. Había que subvertir, digamos, el orden romano desde su propia creencia. Para ello, principalmente, los contactos provendrían de lo que sería la élite o castas sociales del momento: recaudadores, militares, comerciantes, procónsules (administradores de Roma) con lo que ya se estaba fraguando una segunda ruptura dentro del movimiento original que, finalmente, fue la que triunfó. Si el respaldo venía desde arriba habría que complementarlo hacia abajo, hacia la base social amplia, y eso ya podría no llamarse historia de liberación sino historia de imposición. Las hordas represivas cristianas van arrinconando a las minorías que se oponían, de un lado, a desnaturalizar el mensaje original y hacerlos desaparecer prácticamente de los escritos como sucede en Hchs* con el núcleo familiar de Jesús, y de otro lado el progresivo amedrentamiento hacia el pagano que iba a suponer que hasta un emperador intelectual, filósofo, como Marco Aurelio tuviese escaramuzas con el nuevo credo dado su comportamiento sectario. El nuevo credo o el cristianismo no lo deja bien parado lógicamente con lo que la estrategia de victimización por parte de esta comunidad funcionaba bien. Probablemente, visto con perspectiva, la actitud de estas comunidades sería la de infringir sistemáticamente cualquier norma para hacer oposición agitando el ambiente. Digamos que es lo que hoy se conoce como trumpismo del que mentiras se convierten en únicas verdades como hizo el fascismo porque las verdades son silenciadas sistemáticamente o, en su caso, tergiversadas y puestas al servicio de una causa
La difusión del mensaje es un elemento clave en la expansión de cualquier idea. La comunidad apostólica necesitaba gente afín, de confianza, que fuera escribiendo y comunicando lo que habría de decirse y no tanto lo que realmente habría sucedido o sucedía además de ejercer de pastor como el caso de los presbíteros. Había que fabricar mensajes que dieran alas al nuevo credo. Fabricar noticias y primeros compases de las técnicas conocidas como fake new y bulos. La mejor arma en esta batalla cultural que se estaba librando tanto contra judíos como contra Roma era el ardor de los seguidores hasta la muerte. Jesús había muerto por la humanidad para redimirnos y el nuevo credo tenía que morir por él o algo así. Los chiitas también están dispuestos a morir por Alá si se tercia. Procedía, pues, de un lado rodearse de personas que supieran leer y escribir además de tener conocimientos de griego, latín y seguramente hebreo y arameo. Los escribas o amanuenses y los presbíteros les irían dando forma a las persecuciones y martirios hacia la comunidad apostólica de un lado, y los milagros hacia el pueblo de otro, De esta forma el nuevo credo cotizaba alto en el nuevo escenario que se estaba abriendo con un judaísmo anclado en el pasado aunque, igualmente, no se renegaba del mismo. Era una competición lo que se estaba librando por la hegemonía en la influencia política-religiosa. Judea estaba bajo la administración de Roma pero, sin embargo, el aspecto jurídico-religioso que afectara a la población judía corría a cargo de la autoridad residente en el Sanedrín que ejercía de tribunal, inquisidor por más señas, si se contravenía la ley mosaica. Si tú le metes el dedo en el ojo a tu enemigo no puedes esperar que se quede quieto, y el nuevo credo crecía porque le metía el dedo en el ojo al enemigo fuera judío o romano y tenía la habilidad de publicitarlo. En esta difusión cobran especial relevancia todos los escritos encuadrados en el Nuevo Testamento ya que éste asume una parte del legado antiguo pero al romper, también, con él de alguna forma tenía que introducir nuevos elementos. La dramatización literaria es una de las técnicas eficaces para dejar impronta. Los denominados evangelios, los Hechos* y el conjunto de cartas o epístolas conforman un importante cuerpo doctrinal que va dando forma estructurada al nuevo credo si bien podría pensarse que son los evangelios sinópticos de Mateo, Marcos y Lucas los que caen bajo su control escapando del mismo el de Juan que, como puede comprobarse, tiene una estructura de pensamiento y hechos diferente a los otros, introduciendo además elementos novedosos que los demás obvian. Va naciendo la doctrina a la par que la estructura jerarquizada, para que vaya muriendo el mensaje o legado original
Y con la difusión del mensaje se necesitaba una estrategia de agitación que se unía a la de propaganda o difusión ya que una sin otra no podía entenderse, máxime cuando hablamos de verdades reveladas o algo así como nuestro credo es el depositario de la verdad absoluta. Obviamente el error clásico judío se estaba reproduciendo aunque con más poder presencial, considerando que el verdadero poder estaba fuera de Judea que era una provincia sometida a Roma. De lo viejo nace lo nuevo que aporta nuevos errores de dogmatismo sectario. Y aquí solo se salvaba el creyente o cristiano que actuaba en clandestinidad, proscrito por las autoridades romanas y, muy probablemente, por razones que no tuviesen que ver con disparidad de criterio de fe. La agitación enardece y la propaganda expande
(Continuará...)
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