MITOLOGIA CRISTIANA. EL CREDO TEODOSIANO (8)


 Estatua de Amón (el oculto), dios de la creación
La deidad a la que rendía culto Moisés y que fue sustituida, bajo la orden del faraón Sethis I, por la de Seth-Enlil



Enlil, dios sumerio del viento y la tormentas.Un dios vengativo que se rebeló contra Anu, su padre, dios del cielo. Este dios fue el adorado erróneamente por los hebreos residentes en Egipto y luego durante el retorno. Es el que conocemos como Yahveh-Jehová


El mensaje

Hay cuestiones centrales que pueden diluirse, u ocultarse deliberadamente, con el paso del tiempo en el mensaje de lo que denomino nuevo credo.


  1. La verdad: Es pureza de corazón, veracidad, transparencia, rectitud en las acciones. La verdad que tiene un camino de vida que haga caer el velo de la ignorancia. Por tanto es todo lo contrario al adorno, a lo que se salga de lo esencial y fondo de un asunto que en el caso concreto era el tipo de práctica religiosa que durante casi dos milenios se venía practicando entonces

  2. La coherencia, la unidad del ser: Pensar-actuar-sentir-decir conforme a los valores más altos que nos dignifican como seres humanos lejos de la hipocresía o fariseísmo de practicar un rito externo sin cuidar el fondo, lo esencial, que es atender la necesidad del ser humano ajena o propia

  3. El amor: Cualquier gesto o palabra es por amor. Un amor universal, proveniente del insondable Universo, de la Fuente o Principio de todas las cosas a las que aquí se le llama Dios que es la Mente Cósmica, Creadora, de la que somos imagen y semejanza porque, en nuestro ser interno, contenemos esa capacidad de crear. Crear desde, para y con el Amor es el centro radical del discurso. “Amaos los unos a los otros como yo os he amado” es la frase del verdadero mandamiento sin cortapisa alguna, sin barreras previas de raza, sexo, origen social. Que cada cual ame como deba y entienda pero que ame nos viene a decir el mensaje. Lo demás son estructuras mentales, cuestiones de moralidad, que no se ciñen a la verdad, que superan a la literatura fantástica del milagro. El milagro era y es amar, y así nos lo traslada Juan cuando nos relata el encuentro de Jesús con la samaritana en el pozo, o la mujer adúltera (según el judaísmo). Él se presenta como Hijo de Dios, enviado por el Padre, para dar sentido a las cosas, para dar conciencia. Él es una de las múltiples manifestaciones divinas con rostro humano que anteriormente habían visitado a la humanidad en otras culturas y tiempos diferentes.


Pero la verdad, al revelarse, tiene un precio. La verdad de estar adorando a un dios inadecuado -a Yahveh/ Jehová-, la verdad de unos ritos vacíos de significación cuando el amor era más importante, la verdad de ser coherente tenía un precio. Siempre, en cualquier lugar o tiempo, tiene un precio cuando te enfrentas al poder establecido a través de la moral convencional, rígida, que antepone la letra al espíritu, que somete al ser humano. Su mensaje tenía que ver con desvelar la naturaleza del dios al que adoraban equivocadamente y que, según el relato sumerio, era Enlil, dios sumerio sublevado ante Anu, su padre y dios de los cielos, señor del viento y las tormentas, hacedor del diluvio recogido en el Enuma Elish (fuente del Génesis bíblico). Enlil es la encarnación de la destrucción, irascible, vengativo tal como se muestra en bastantes relatos del AT, el dios al que -al parecer- adoraban los judíos cuya representación egipcia era Seth, desde su ignorancia, durante más de 1.500 años, envueltos en ritos de sacrificios y costumbres muy rígidas sin que, además, estuviesen adorando al dios heredado de Moisés que no era otro que Amón1 o su equivalente entre los hebreos retornados mencionado como La Luz en el relato del Génesis 1,3. Esta verdad ofendió, y mucho, al poder religioso del momento encarnado en el Sanedrín que se vio al descubierto en su ignorancia milenaria adorando a una entidad distinta a la heredada. La otra gran verdad tocaba la médula espinal del judaísmo encarnada en el sabath o descanso, día en el cual no se podía hacer absolutamente nada bajo ningún concepto, so pena de severos castigos para quien osase violarlo. Atender a gente vulnerable en sabath ofendió, y mucho, al Sanedrín que -tras comprobar- que sus convicciones milenarias se habían tambaleado sin más quebrando, de esta forma, el relato de lo construído. Todo su mundo se venía abajo y surge, entonces, lo que conocemos como la reacción, el poder reaccionario conservador o ultraconservador dispuesto a mantener el estatus de cualquier forma. La muerte fue el precio a pagar por la verdad. El Sanedrín decide que había que eliminar el peligro que suponía la figura de Jesús y esa forma de sentir y pensar. Otra cosa bien diferente es quién fue la mano ejecutora porque, ciertamente, Roma no parece que fuera ni siquiera para un historiador judío romano y fariseo para más señas como Flavio Josefo. Y al decir de Roma quiero expresar la institucionalidad. Pero antes de finalizar este apartado quiero esquematizar el hilo que nos lleva a la ejecución:

  • A quien más le interesaba asesinar la verdad era al Sanedrín

  • El Sanedrín compra voluntades. Las del traidor confidente que señalamos como Judas Iscariote y una mano ejecutora que el relato oficial desplaza el foco a Roma pero que en mi hipótesis digo que no. Fue una mano mercenaria pagada por el Sanedrín

  • Surgen las preguntas respecto a esta cuestión:

    ¿está recogido ese personaje en algún pasaje del NT?

    ¿quién era, pues, ese personaje?

    ¿cuándo y en qué momento acontece el luctuoso y siniestro hecho del asesinato?

    ¿existió algún documento probatorio que pudo ser destruido adrede para esconder la verdad sobre la mano ejecutora, la ejecución real, el nexo sanedrín-mercenario/sicario y el contexto concreto de la ejecución?

Obviamente hay muchas preguntas que aún permanecen sin respuestas porque el rastro que nos pudiera llevar a ellas ha podido ser destruido. Preguntas que no solo atañen a la muerte sino a un contexto histórico más amplio dado que de forma más o menos velada conocemos parentescos de primer y segundo grado siendo cercenado el conocimiento de cuál era la relación afectiva con Marta y María tanto como el nombre del discípulo amado o el del mercenario ejecutor. Reconstruir los hechos desde la verdad es un ejercicio harto complejo, enormemente difícil y quizá no exento de especulación pero es una tarea que no por compleja debiera ser obviada por quien pueda tener interés en que reluzca la verdad ya que es la que nos hace libres. Sobre todo libres de la ignorancia que nos hunde en la miseria intelectual y espiritual segando cualquier posibilidad de crecimiento pleno como seres libres. Puede que, incluso, me atreva a ello fuera del marco de este modesto libro poniendo el foco no solo en la figura de Jesús / Josué sino en su procedencia, su contexto histórico, sus relaciones personales y puede que en su mensaje el único mandamiento dado que es el del amor.

Dar contexto al mensaje original en un mundo como el que vivimos o construimos es verdaderamente revolucionario pero, para ello, es fundamental que la verdad salga a relucir ya que lo construido alrededor de su figura ha servido para oprimir pueblos, adormecer conciencias, engendrar la antítesis de una vida plena mediante el engaño, la violencia, los prejuicios, la falta de humanidad en una palabra.

(Última entrega de este mini ensayo)

1Moisés sigue los pasos de Tutankamón unificando las deidades representativas de la creación Amón y del sol Ra



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