MITOLOGIA CRISTIANA. EL CREDO TEODOSIANO (4)


 

muy sesgada y desagregada de la verdad en su conjunto escrita, quizá, muy posterior y probablemente no como nos ha llegado si pasó por el filtro de gente como Teodosio. ¿Se pusieron todos ellos de acuerdo para obviar hechos sumamente relevantes en la historia de la humanidad como inquisitores de una verdad incontestable basada en hechos irrefutables? A estas alturas la investigación (objetiva) llevada a cabo sobre estos autores nos tendría que haber arrojado algo de luz al respecto, pero cuando no hay nada de ello no juega a favor del relato oficial del credo dominante a partir de Teodosio. Pero es mas aún, si nos atenemos a las fuentes oficiales de los evangelios ya comprobamos que hay jugosas contradicciones y traducciones que ponen en entredicho la existencia de un núcleo familiar basado en un hijo único ya que la palabra hermanos existe al referirse a acompañantes de Jesús aunque, claro está, se emplea un subterfugio que es el de referirse a parientes de forma genérica si bien, por otro lado, en cualquier lengua un pariente y un hermano tiene sus diferencias semánticas ya que al primero se le adjudica ser primo, tío, sobrino, cuñado para diferenciarlo del segundo término hermano que podría ser extensivo a madre o padre. Así consta en el evangelio de Juan 7, 3: “Y le dijeron sus hermanos...” y, también, en Mateo 12,46: “Todavía estaba hablando a la muchedumbre cuando su madre y sus hermanos...” El relato oficial nos dice que se trata de un genérico y así se salva la contradicción o incongruencia textual y/ o contextual. Un último detalle, en cuanto a lagunas por parentesco, es la ausencia de la figura del padre llamado José en una sociedad tan patriarcal. Da que pensar que el relato donde aparece la familia no es más que una figura literaria sin otro fundamento para que encajara la pieza, sin reparar que no se puede hacer desaparecer una figura sin más en momentos puntuales importantes de su vida donde sí aparece la madre. Se ve que enviudó de pronto sin que nadie reparara en ello posteriormente o, quién sabe, si es que realmente la madre ya era viuda...

De otro lado, y a mi modo de ver la situación, también hay una enorme contradicción en la liturgia de la Pasión-Muerte-Resurrección cuando se habla de resucitó al tercer día cuando, desde un punto de vista cronológico, no cuadra siquiera con el rito al que me refiero: jueves cena, viernes muerte y ¿domingo resurrección? Cualquier cosa vale para que cuadre el relato. Estos son pequeños apuntes que no deben desviarnos de la intención de la hipótesis sobre la influencia de Teodosio en el montaje que conocemos como Iglesia Católica y de lo que le rodea además de la modificación en 21 años de la datación de cualquier suceso o evento alterando toda la cronología de nuestra era común basada, además, en la existencia de una figura sobre la que se ha sembrado muchas dudas por la opacidad de quienes tenían y tienen la obligación de ser transparentes. Teodosio es algo más que un emperador al uso porque fue el ideólogo de una superestructura cultural con ramificaciones en todos los órdenes de la vida, económico, político, militar y, por tanto, con una gran capacidad de influir en cualquier esfera de la vida cotidiana de las personas desde hace casi 1700 años y mucho más allá de la vida y destino de países enteros cuyos gobernantes han asesinado en nombre de Dios, han sido bendecidos por la Iglesia o sus jerarcas locales -con el silencio o implicación directa de la jefatura Papal- en multitud de modernas dictaduras o en antiguos feudos medievales. Las persecuciones y ejecuciones de quienes contrariaban a la Iglesia fueron una constante durante siglos, teniendo en España una especial significación con la Inquisición. El sectarismo implantado sembró de cadáveres el mundo conocido, lo exportó a través de las misiones a otros continentes avalando con su bendición eclesial la esclavitud colonial o los modernos golpes de Estado, el exterminio de pueblos indígenas enteros particularmente en América Latina, la acumulación de riqueza ilícita por ejemplo con la inmatriculación de bienes. La herencia de Teodosio, por tanto, trasciende a todo lo que él pudo imaginar o hizo ya que, en realidad, mutó un imperio decadente en lo militar y político en otro ideológico cuyo canal de influencia fue y es la Iglesia Católica. Roma nunca se fue, simplemente cambió de ropaje y función para perpetuar el poder a través del control mental que supone la implantación de una doctrina-credo configurada a la medida y gloria de un imperio en decadencia, al servicio del poder. De hecho el nuevo credo se expandió entre las élites de los inicios del S.I, no dejando de crecer hasta alcanzar siglos posteriores a las máximas autoridades en las jerarquías político, militar y económica como reyes, emperadores o señores feudales. En España poseemos el “honor” de haber tenido unos “Reyes Católicos” amantes de la igualdad entre razas y religiones, justicia social etc. Un dechado de virtudes, en definitiva, si no fuera porque expulsaron a judíos, moros, gitanos, ejecutaron a herejes principalmente mujeres liberadas acusadas de brujería y contribuyeron a la evangelización del Nuevo Mundo sometiendo a indígenas con violencia pero con el amparo divino. Lo que se llama burdamente colonización para extraer la riqueza y transferirla a la corona aunque entiéndase por corona la corte real y no el pueblo llano, el vulgo para entendernos. Un detalle no menor, tampoco, es que Teodosio era de Hispania.

Una forma de ver el mundo, teocrática, no se construye de un día para otro. Es un proceso histórico que debe contar con distintos actores en la escena. El primer paso tiene lugar con Constantino que es quien promueve el Concilio de Nicea I1, sentando las bases doctrinales y sectarias del credo mediante un cuerpo dogmático. Su tolerancia hacia el nuevo credo hace que la influencia de éste sea permeable a amplias capas de la población reservándose el control, por cuestiones de clase, las élites del momento. En ese proceso histórico el siguiente y gran paso lo da el mencionado Teodosio y su oficialización del credo como único marco de pensamiento en el imperio con todo lo que ello debió suponer y supuso según vamos comprobando. Esos operadores previos que van influyendo, como ya expresé, son las capas sociales más favorecidas establecidas en el ámbito de dominio de Roma aunque, ciertamente, el centro de poder se iba desplazando hacia el área de Asia Menor conocida en geografía como Península de Anatolia y situada al oriente de Roma. El nuevo credo va configurándose como religión influyente desde esta área dentro del imperio llegando a la misma capital imperial, Roma, donde uno de sus fieles era el mismísimo secretario de Nerón llamado Teófilo2, amigo de Flavio Josefo y cuyo nombre, Teófilo, da pie a pensar que es el mismo que aparece en el prólogo de Hechos de los Apóstoles, libro que nos da algunas pistas históricas de situaciones y personajes si bien, desde la presente hipótesis, tendríamos que poner en entredicho varias cuestiones como que tuviese un único autor llamado Lucas, como que quizá fuese el autor y no algunos de los historiadores romanos mencionados anteriormente cuyos relatos sobre hechos muy concretos se fuesen incrustando como si de un retablo se tratara. Un mosaico de historias, probablemente, recogidas por Lucas de varias fuentes y con su aportación personal.

Las fuentes externas, desde mi perspectiva, fueron historiadores romanos que él no las incluye. Y su aportación, habida cuenta del momento histórico de nacimiento y crecimiento de un nuevo credo-religión, fue seguramente introducir martirios y milagros que dieran alas al nuevo credo además del relato de la constitución de nuevas comunidades o eclesias en el marco de un movimiento sinagogal alternativo a la vieja forma de la prédica judía, fundamentalmente de los fariseos con quienes les unía una visión estoica de la vida además de la resurrección algo que, ciertamente, los saduceos rechazaban de plano. El nuevo credo, como religión, no nace con la figura de Jesús -al igual que el budismo no nace con Buda- sino con personajes emergentes surgidos de la ruptura del judaísmo ya que uno de los fundamentos principales de la misma, y de la muerte de Jesús, fue la superación del sabath judío, la ruptura de convencionalismos sociales que ponían en entredicho qué sentido tenía el sabath como descanso absoluto si no se podía atender las necesidades de la gente vulnerable, si bien el otro no era menor puesto que venía a poner en su sitio a qué dios venían adorando desde antaño. Poner ante el espejo unas costumbres milenarias supuso un hito, un antes y un después en el judaísmo del que nace un nuevo credo o fe que en sus inicios no es tanto religión jerarquizada sino movimiento sinagogal alternativo que se reunía en las casas particulares para realizar sus ritos, celebrar encuentros de amistad basados en una forma de relacionarse más flexible y abierta entre la comunidad, quizá menos jerarquizada. Comunidades que pasan de ser pequeñas a irse agrandando en tamaño lo que va dando origen a la aparición de un cuerpo doctrinal que nace de lo viejo que representa el judaísmo, que se apoya en determinadas costumbres morales rígidas además de patriarcales. Está naciendo lo que llamamos una nueva religión que se va desmarcando de sus orígenes, de simplemente amar al prójimo como a ti mismo para entrar en un cuerpo a cuerpo dialéctico que pueda ejercer más influencia, más poder y, por tanto, sometimiento. La letra mata al espíritu desde el momento en que se articula un credo jerarquizado, clasista o elitista, patriarcal a todas luces que, además, no colisiona con la forma de ejercer el poder que tenía Roma salvo que la moral romana era más laxa y la nueva moral más estricta que con el devenir del tiempo sí colisiona fuertemente con Roma.

1Se establecieron 21 cánones, la promulgación del primer derecho canónico, cumplimiento uniforme de la fecha de la Pascua, resolver los desacuerdos en torno a la naturaleza del Hijo con respecto al Padre y, cómo no, la cuestión cristológica

2También conocido como Epafrodito

(Continuará...)

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