LA HERENCIA DE LOS RITOS PAGANOS EN EL CRISTIANISMO (2)

 


MIÉRCOLES DE CENIZA (INICIO DE CUARESMA)

Calendario: variable

En conexión con el carnaval que se mantiene como el oponente pagano. Finalizado el período de carnaval seguidamente da comienzo la cuaresma con el miércoles de ceniza cuyo ritual está entroncado con otro que practicaban los hebreos en señal de penitencia -asimilado de su estancia en Egipto- por la transgresión de normas de carácter moral o ético de la época considerando que los famosos diez mandamientos son eso, un código que -además- ya tendría vigencia antes en el mismo Egipto y de ahí luego quizá su adaptación.

El carnaval, o carnestolendas, era un período de celebraciones vinculadas con el fin de la cosecha y que se extendían desde el solsticio de invierno (saturnales) hasta el inicio de la primavera lo que, por otro lado, da sentido a una conexión con la fertilidad. Era, a decir de hoy, una juerga continuada durante tres meses prácticamente en los que la vida reposaba y se preparaba para una nueva etapa con el equinoccio de primavera.


JUEVES SANTO

No es un festivo nacional pero sí es una opción que determinadas comunidades autónomas o localidades usan como festivo previo al que sí se adopta como nacional que es el viernes santo

Calendario: variable. Es el inicio del año litúrgico católico y coincide con el período de luna llena tras el equinoccio de primavera. En concreto este fue un elemento clave de disputa y de ruptura con la comunidad judía por parte del credo emergente ya que, según el ritual mosaico, el inicio se efectúa con la luna nueva del mes Nisan

Ni que decir tiene que la analogía entre la fiesta del cordero (hebrea) y la (última) cena es bien visible. De entrada estamos en un mes, sea marzo-abril, en que el signo zodiacal predominante es Aries o el cordero, de ahí la fiesta que -además- los hebreos invocaban dado que su salida o expulsión de Egipto ocurre en esta época, en el mes de Aries. En cuanto al copia-pega del credo teodosiano resulta que Jesús-Josué es el cordero que quita los pecados del mundo. Si hubo cena nadie nos garantiza que fuera en jueves, con luna llena y en el mes del cordero ya que, a tenor de lo que sabemos, se trata de asimilar otros ritos para beneficio propio. Y si hubo cena, de lo cual no tengo por qué dudar, no fue con doce sino, probablemente, con muchas más personas y con bastante presencia femenina que siempre ha sido la mitad de la población. El nuevo credo surge, no obstante, bajo premisas patriarcales y para más señas con un sesgo totalmente misógino, algo que -por otro lado- deja al descubierto su miseria inicial respecto al mensaje original ya que la presencia femenina en la vida de Jesús/ Josué fue bien visible.

Es curioso cómo la Iglesia ha sublimado el mensaje del amor desviando el foco sobre éste con implicaciones físicas, o sea carnales, en conexión con la espiritualidad propia y centrarla exclusivamente en una figura etérea, mística, fuera de la propia vida y vivencia personal-espiritual. El mensaje acerca del amor como único mandamiento trasciende el plano espiritual ya que al ser humano no se le puede entender sin su propia sexualidad desarrollada bajo el signo amoroso que es la guía de cualquier relación sea estable o puntual. Si no hay amor, no hay nada. Ese, a mi entender no delirante, es el centro del verdadero mensaje y que, creo, que sí se entendió por quienes luego adulteraron el mismo para, de esta forma, poder controlar a la gente, su voluntad, a través de la conciencia deformándola hacia intereses que no se corresponden con lo genuino y profundo del mensaje declarando, bajo este prisma, el jueves “santo” como día del amor fraterno. Josué/ Jesús no dijo amaos como hermanos o hermanas sino “amaos los unos a los otros como yo os he amado”. Pero, claro está, plantear que ese amor debe entenderse también con implicaciones de carnalidad es tanto como reconocer que el mismo Hijo de Dios, Jesús/ Josué, pudiera tener relaciones sexuales puede hacer que alguien fundamentalista considere que estás blasfemando. Así que segada esta posibilidad como mala hierba dejamos el amor cubierto de un manto místico exclusivamente, asexuado, enajenado de la función de felicidad que aporta una sexualidad libre y plena sin cortapisa de la orientación sexual concreta. El origen, al parecer, de un día del amor (tal cual) se podría encontrar en las fiestas romanas de las Lupercalia sobre el actual mes de febrero (carnaval) en honor a la fertilidad aunque, realmente, tampoco entiendo mucho la relación fertilidad-amor que bien podría salvarse esta controversia si asociamos fertilidad a la manifestación de la abundancia del Universo, de la vida, con sus frutos pero aún así no me encaja.

Y, de otra parte, un día del amor (integral) sin más (no San Valentín) supondría reconocer abiertamente las diversidades sexuales que siempre se han dado desde la antigüedad. Le pueden preguntar a griegos, romanos, egipcios, por ejemplos, si eran heterosexuales o si, por el contrario, aún practicaban la bisexualidad como orientación integrada en la vida. Esa frase antedicha de Jesús lo que desvela es lo profundamente revolucionario que es el amor para cercenarlo, amputarlo. Y estoy plenamente convencido que en la Mente Cósmica (Dios) no cabe la represión de la sexualidad bajo ningún concepto porque la energía sexual es energía vital que debe fluir libremente sin cuya premisa la enfermedad es la aliada perfecta para una vida que se acorta.

Me estoy extendiendo en este apartado de jueves santo porque me parece importante darle contexto a la frase más poderosa del mensaje porque es el mensaje en sí mismo, “amaos como yo os he amado”. Esto es sin reservas, sin condiciones previas. Esta es la grandeza del único mandamiento y verdadero mensaje y, a la vez, la miseria de quienes luego lo han retorcido para enajenarlo de nuestras propias vivencias como seres completos. Lo que luego se va desarrollando como moral cristiana (o judeo cristiana) nada tiene que ver con el origen, nada que ver con lo esencial, nada que ver con las relaciones de amor entre las personas sea hombre-mujer, hombre-hombre, mujer-mujer, o sea de doble dirección, y nada que ver con la cultura o pensamiento del amor único hacia una persona. El matrimonio, como sacramento, jamás fue instituido por Jesús y me atrevo a expresar, también, que ni con la figura de la eucaristía que proviene de ritos eleusinos donde se celebraba el retorno de la primavera, el retorno de la vida después del invierno, la luz que vuelve. O sea que al final es hacer un pan como una hostia. Porque la raíz griega del vocablo eucaristía vendría a significar la buena luz. Eu-jaristós sería el vocablo griego que da lugar al nuestro y con el sentido expresado. La última cena se nos dice que fue porque sucede antes de morir, de despedida. Mucha coincidencia, como ya expresé, que acontezca el evento en plena fiesta hebrea del cordero en el mes Nisan, en la casa zodiacal de Aries. Seguramente no hubo cena de despedida sino, más bien, un evento de otro tipo y puede que más festivo en otra época del año. Un evento de amor, sí. Pero no del que luego nos han trasladado y donde la participación fuese, incluso, aún mayor. Un ágape o banquete de celebración. Pero surge la pregunta ¿qué se podía celebrar entonces? ¿acaso una boda y de quién o quiénes? Porque no es una boda mística de lo que estaríamos hablando.


(continuará)



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