LA HERENCIA DE LOS RITOS PAGANOS EN EL CRISTIANISMO (3)
VIERNES SANTO
Calendario: variable, siguiendo la estela del jueves
El credo católico celebra la muerte en la cruz de Jesucristo. Resulta que entre la hora de la muerte, según el relato oficial, y la resurrección o espantá no median siquiera tres días como exponen en su liturgia. Ya me dirán si entre la hora nona del viernes (15 horas) y el sábado median tres días. Las prisas son malas consejeras y hacen olvidar cosas.
Hay una cuestión histórica que debemos tratar. No hay, al parecer, una conexión pagana como tal día individualizado aunque forma parte de una triada de días (jueves-viernes-sábado) que sí podría tener una relación con el culto al sol en tanto que el solsticio de invierno es la muestra de un sol que languidece, permanece casi oculto pero al tercer día del solsticio emerge nuevamente, resucita. Una triada que es la metáfora de la vida misma: vida-muerte-resurrección. Traer este día en conexión con el rito pagano es por conformar un bloque con el jueves y el sábado en base a lo expresado antes.
Ahora, bien, aun no habiendo una conexión pagana la figura de la cruz tampoco será casualidad pero hay un “pequeño” detalle. Roma no crucificaba a quienes no tenían pendencia alguna con el estatus, fuera del tipo que fuera. Queda claro en la figura de Poncio Pilato con el lavado de manos, de la consideración de inocente, que Roma no tenía nada contra Jesús/ Josué lo cual debe llevarnos a que el propio Pilato no podía contravenir una norma imperial, por encima del entonces emperador Tiberio. Por mucho poder local que tuviese, solo era un gobernador, un administrador del poder del imperio. No hay un solo dato histórico más que el relato oficial del nuevo credo que eso que nos cuentan fue así, y el relato oficial lo ajustó a su medida. ¿Se le ocurre a alguien pensar que un funcionario del imperio le pregunte al pueblo que se pronuncie -en un ejercicio de democracia directa- sobre a quién ejecutar sin que, además, haya un delito imputable? El foco hay que ponerlo en el Sanedrín dominado por los saduceos a quienes Flavio Josefo llama “el partido”. Estos sí eran una casta influyente dentro de la comunidad hebrea puesto que ostentaban el poder religioso con tentáculos políticos. Actuaban con la anuencia o permiso de Roma puesto que el imperio no se adentraba en las costumbres locales o en sus cuitas si no atentaban contra su estatus, bienes, propiedades, o personas. La clave está justo en el Sanedrín y, atendiendo a la razón expuesta, no parece muy plausible que Pilato le diera bola al mismo entrometiéndose en sus asuntos. El Sanedrín sentenció que Jesús era un blasfemo (el integrismo de entonces y de hoy) y, por tanto, había que condenarlo por ello ya que, además, era de la comunidad hebrea bajo la tutela del Sanedrín. Pero la sentencia, para ser ejecutada por Roma, debió ir al centro de poder y eso no sucedió jamás. Fue condenado y sentenciado y debiéramos descartar el mito de la crucifixión sino acercarlo más a una ejecución sumaria, alevosa y es aquí donde entra en escena la figura de Judas Iscariote cuyo apodo deviene de sicario o portador de la sica que era una espada curva. La verdad y la ficción se dan la mano. Judas fue el informante pero no el ejecutor. El Sanedrín tenía que contratar a alguien de forma efectiva, alguien sin escrúpulos y a espaldas de Roma, contrariamente a lo que se expone, ya que un asesino tenía todas las papeletas de ser crucificado sobre todo si no era ciudadano romano. ¿Podría haber sido otro el papel de un tal Barrabás que aparece como excarcelado o indultado por aclamación popular para que fuera condenado un inocente en lugar de él que sí tenía un delito a cuestas?
Dejo las preguntas en el aire y nos iremos adentrando, en adelante, en la extensión del calendario de festividades asociadas a un pasado pagano o, en su caso, con las costumbres hebreas
(continuará)
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