EL ESTADO OKUPA

 

Mapa de Palestina 1933
Para entenderlo era todo lo que hoy ocupa Israel más Gaza y Cisjordania

La verdad, cualquier verdad, puede tardar siglos en salir a la luz o, incluso, no salir y quedar enterrada entre el olvido y el silencio. Pero en tiempos documentados que han ido evolucionando desde la fotografía de daguerrotipo hasta las digitales con un celular, desde las imágenes captadas por cámaras de “kinestocope” de Edison hasta que, nuevamente, volvemos a un dispositivo móvil para captar imágenes en tiempo real en movimiento, con o sin audio, es tremendamente difícil hacer callar o silenciar la verdad aunque mates a más de 250 periodistas arguyendo que podían ser terroristas. También los nazis utilizaban técnicas parecidas con cualquiera que se opusiera al régimen. Y es casi imposible porque desde que se inventó la escritura se comenzó a formalizar cualquier asunto de forma documentada y rubricada por las partes, de forma que si no era destruido por el fuego consciente o algún evento causado por circunstancias del azar, fueran naturales o no, ese documento quedaba para la posteridad aunque, a posteriori, pudiese ser alterado en su contenido lo cual, por otro lado, también puede dejar rastro. Cuando pisas barro dejas huellas.

Y esto es, justamente, lo que vengo a traer aquí respecto a la existencia (o no) de un Estado y la anulación, a consecuencia de ello, de la población autóctona. Y te voy a poner un ejemplo, a ver si así se entiende mejor.

Tus antepasados nacieron y tuvieron descendencia en el lugar donde vives ahora. Ahí se han criado, crecido, madurado, tus progenitores, parientes cercanos y lejanos, amistades y amores. Ahí han ido teniendo descendencia, y tú también, y han labrado la tierra, cuidado el ganado, construido hospitales, escuelas, han pescado porque tienen mar y río, pero nadie tenía plena autonomía porque servían, bajo el paradigma colonial, a un Estado extranjero. O sea la tierra te pertenecía, y pertenece por antropología, por raíces, pero tu destino como pueblo ya no lo eliges tú sino, en el caso que nos ocupa, una potencia colonial llamada Gran Bretaña. Espero que ya lo vayas pillado bajo esta forma didáctica de relatar el asunto. Esa tierra donde tú te has criado se llama Palestina conocida por su nombre desde la antigüedad, pero también en la que has tenido que rendir pleitesía a la corona británica, a los propietarios usurpadores de tus tierras. Prosigo.

Transcurre el tiempo y ocurre algo de lo que tú no te enteras con lo que va a ir aconteciendo en tu hogar natural ya que eres alguien de segunda clase, un paria, alguien prescindible sin derechos aunque tengas cultura propia, aunque os hayáis dejado la piel tú y tus antepasados en dotarla de porvenir con vuestra mano de obra pero, esta es la cuestión, una colonia imperial da y quita cuando le parece y con quien le parece. Lo que está a punto de ocurrir va a cambiar el rumbo de la historia de tu tierra y va a cambiar el destino de tu gente, el tuyo también. Solo tienes que verte hoy desposeída de todo, absolutamente de todo, sin derecho siquiera a vivir.

Transcurre el año 1933 y el nazismo, esa ideología destructiva que devora la vida consumida por el odio, alcanza el poder en Alemania. Una ideología enemiga de gitanos, negros, comunistas o socialistas, y de demócratas liberales, del pensamiento crítico en general, del judaísmo, de las mujeres libres, de las personas dependientes, del moro... pero que, sin embargo, está dispuesta a sentarse a negociar con una facción de la órbita judía (entendiendo por esto practicantes de la religión judaica) representada por la Federación Sionista de Alemania que, realmente, constituía la élite de eso que llaman judaísmo. Élite económica fundamentalmente, gente pudiente con influencia y medios. En una mesa de negociación están sentados los nazis, la federación sionista, y el banco anglo-palestino. Sin que tú te hayas enterado, a tus espaldas, llegan a un acuerdo llamado Acuerdo de Haavara o acuerdo de traslado para promover una salida ordenada de judíos de Alemania, pero no cualesquiera sino la gente que se identificaba con el proyecto sionista que es otro proyecto de colonización. La catadura moral del sionista es harto sospechosa ya que fueron los principales traidores de su propia gente ante el poder nazi. Cuando la maquinaria del holocausto nazi se puso en marcha la élite sionista había migrado hacia la colonia inglesa llamada Palestina, tu tierra y de tus antepasados. Pero voy a seguir dándote más datos por si te interesa, que puede que sí. Te preguntarás primeramente qué es eso del sionismo ya que nadie te lo había explicado hasta ahora que lo estás viviendo. Pues era eso que vives: construir un estado-nación basado en la identidad religiosa judía y en una supuesta identidad semita en tus tierras, las que habéis morado y trabajado desde antaño. O sea entrar en tu casa, echarte de ella, derribarla contigo dentro sin miramiento alguno y volver a construirla nuevamente con otros propietarios. Las mismas tierras con otros propietarios que se las han quedado forzosamente y, además, dividiéndola en trozos para luego reunificarlas todas en lo que llaman el gran Israel. Pero vamos a seguir porque aquí solo comenzó la historia más reciente que va tomando forma hasta 1948, año en el que la gente a la que tu gente rindió pleitesía entregó al sionismo, a los nuevos ocupantes de tierras, el poder de ejercer como nuevo Estado. Una herencia colonial en toda regla, un traspaso de una colonia a otra, un cambio de manos que reconfiguraba el mapa de Oriente Próximo. Pero el nombre de tu tierra ya quedaría bajo el dominio de los nuevos ocupantes. No sé si conoces el origen de la gente que comenzó a llegar a raíz del pacto con los nazis. Se autoproclaman víctimas del antisemitismo cuando se les critica apelando a la memoria del holocausto cuando, qué cosas, fueron traidores a su propio pueblo, vendepatrias. Pero la realidad es que no son semitas porque no son hebreos. Los sionistas que migraron eran europeos blancos, ashkenazíes, practicantes de la religión de Moisés, de lo que llamamos judaísmo y hebreoparlantes bajo una especie de dialecto propio llamado yidis. Por tanto el punto de líneas que les une con la órbita, digamos, realmente judía es la lengua y la religión porque, además, ésta se practica en hebreo y no en otra lengua. Quien realmente es y se siente profundamente hebreo no quiere ni desea para sí un estado-nación basado en la religión, a modo de teocracia, ni siquiera en la propia lengua. Es como si el catolicismo hubiera formado una sola nación basada en la fe y unificado todos los territorios. Puede ser que ya vayas entendiendo mejor la actualidad porque el nuevo Estado es lo que se dice Estado de facto o usurpador que, además, va construyendo su relato mediante acciones terroristas atentando, incluso, contra bienes de la misma corona británica, su valedora y promotora, pero también contra tu gente, contra tus antepasados. Usurpar el poder es el eje central de un proyecto colonialista. El poder de decidir, el poder de existir, el poder de vivir dignamente. Con acciones terroristas, y esa ha sido la constante hasta hoy 2025, es como se ha levantado un Estado Okupa que va ampliando sus fronteras a costa de quitárselas a países vecinos como Líbano o Siria. Ese acuerdo de 1933 sentó unas bases, nada menos que con el enemigo nazi, que fructifican en 1948 y que está llegando al mayor de los extremos que la deshumanización puede llegar y es a la extinción de la población autóctona, a un genocidio planificado desde sus inicios, desde los comienzos del movimiento sionista. Esto debemos tenerlo en cuenta para contar la verdad. Los nazis necesitaron colaboradores iniciales y los encontraron en el sionismo porque su proyecto es tan supremacista como el de ellos. Generar un victimismo es generar un relato basado en la memoria de quienes sí fueuron víctimas realmente para su propio provecho. El sionismo no fue víctima, fue y es verdugo. Decir esto no es antisemitismo por muchos lobbys que compren para su propaganda nazi. Decir esto es atreverse a decir la verdad para que caiga el velo de la ignorancia que suele tenerse simplemente por no leer, analizar, investigar. Alguien que no es hebreo no es semita pero hay otro detalle. La población que tú representas, la de tus antepasados, sí es semita pariente por descendencia de Abraham. Si alguien, a día de hoy, está llevando a cabo una propaganda y una actuación totalmente antisemita es el sionista, el israelí descendiente del ashkenazí que migró desde Europa. Hablar hebreo y practicar el judaísmo no es un pasaporte para el exterminio, ni el supremacismo, ni considerarse víctima de persecución antisemita porque, como ya he expresado, no puedes ser lo que no eres por naturaleza. Ahora ya sabes que llegaron a tu casa para echarte de ella o demolerla contigo dentro, no para coexistir pacíficamente como un solo Estado sino intentando convencernos que la única y mejor opción son dos. O sea es darle reconocimiento al ladrón, al verdugo, al violador y ponerlo al mismo nivel que su víctima. Por eso, también sabes, que un Estado Okupa, un estado pirata, no tiene derecho a existir en los márgenes de la misma legalidad internacional que llevan violando desde su nacimiento.


Comentarios

Entradas populares de este blog

LA VIDA ES UN TANGO

LA TRAVESÍA DEL DESIERTO

EL PRINCIPIO DE CORRESPONDENCIA